Sin duda, Elon Musk es uno de los grandes visionarios en lo que al ámbito de la tecnología se refiere. Pero su último desarrollo está copando atención por la gran polémica que genera: se trata de un implante cerebral.
El proyecto ha recibido el nombre de Neuralink y actualmente se ha probado con éxito en cerdos. Se trata de un implante con cientos de cables que conectan con nuestro cerebro y que, según promete Elon Musk, permitiría comunicarse con ordenadores y sistemas inteligentes.
El objetivo, por tanto, es que el control de las máquinas se realice con el pensamiento y no con acciones mecánicas como sucede hasta ahora. Esto podría revolucionar por completo nuestra vida y cambiar al ser humano como lo conocemos, pero también abre polémica.
¿Hasta qué punto es ético utilizar una herramienta como esta, cuando algunos regímenes como el chino invierten tanto en el hackeo de dispositivos electrónicos o algunas redes sociales venden nuestros datos? ¿Es el pie de una distopía, un 'Mundo Feliz' más propio de Aldous Huxley, que de un mundo con cada vez menos preocupaciones?
Lo cierto es que ante estas divagaciones, hay un uso más terrenal y necesario: los pacientes parapléjicos y tetrapléjicos. Elon Musk se muestra esperanzado en que pueda devolver parte de la autonomía que necesitan estos pacientes y, si fuera posible, que sirva como base para generar herramientas que permitan controlar el cuerpo al completo.
Probado con éxito en cerdos y polémicos usos: "Es como un Fitbit en tu cráneo"
El proyecto Neuralink ha conseguido un éxito en su primera prueba en cerdos, un animal que comparte gran parte de su estructura genética con los seres humanos.
Los prototipos de este dispositivo permiten leer los pensamientos del cerdo mientras juega, entrena y come. El objetivo, en este caso, es comprobar las señales que emite el cerebro, registrarlas y asociarlas con acciones y pensamientos concretos.
Elon Musk ha descrito este aparato de la siguiente manera: "Es como un Fitbit en tu cráneo. Se trata de un implante compuesto por 1.024 electrodos extremadamente finos que penetran en la capa exterior del cerebro para leer las señales que genera.
El dispositivo se encuentra en el cerebro y por ahora conecta por Bluetooth con una herramienta externa que interpreta todas la señales. Ahora se quiere modificar esta transmisión para permitir una mayor transferencia de datos.
Se ha hablado del uso en pacientes parapléjicos, pero también hay otros usos más polémicos que ahora están en la mente de Elon Musk. Entre ellos, la comunicación telepática sin escribir o hablar y, en un futuro más lejano, el control de clones que nos sustituyan o la copia de todos nuestros recuerdos para que nunca se olviden. Todo ello, nuevamente, abre la polémica al control mental que genera tanto temor en tiempos de teorías conspiranoicas.