El británico Malcolm MacDonald, de 45 años, ha recibido un implante de pene en su brazo tras haber sufrido la amputación de sus genitales como consecuencia de una infección grave, como relata el diario The Sun.
MacDonald, mecánico de profesión, sufrió una grave infección en el perineo que hacía que sus dedos y pene se volvieran negros y oscurso:"Luché durante años con una infección, pero no tenía idea de lo que podría pasar".
La situación fue cada vez a peor. "Cuando vi que mi pene se ponía negro, me asusté mucho. Fue como una película de terror. Estaba en pánico. Sabía que en el fondo lo había perdido", lamenta.
En 2014, finalmente, ocurrió la tragedia: su pene cayó al suelo. "Fui al hospital y me dijeron que lo mejor que podían hacer era enrollar el muñón restante como un pequeño rollo de salchicha. Fue muy triste", rememora.
Su nueva situación le generó una fuerte depresión que le llevó a abusar del alcohol: "Durante dos años me sentía como la sombra de un hombre. Mi vida realmente se vino abajo porque no tenía confianza en mí mismo. Bebí mucho. No vi a familiares y amigos, simplemente no quería tener que enfrentarlo ".
Una nueva esperanza
Pero pronto se abrió un rayo de esperanza. Se trataba del profesor David Ralph, del Hospital Universitario de la Universidad de Londres. Fue el primero que le dio una buena noticia en mucho tiempo.
"Me dio un rayo de esperanza de que podría volver a ser un tipo normal", celebra MacDonald. El médico le dijo que la alternativa se encuentra en llevar un pene en el brazo durante al menos dos años (lleva cuatro), que le permitiría desarrollar un órgano con el que podría orinar y tener relaciones sexuales.
"Fue como recibir todos los regalos de Navidad a la vez. Estaba muy emocionado porque era una oportunidad para poder empezar de nuevo. No me preocupaba el procedimiento porque había visto lo que el profesor Ralph y su equipo podían hacer. Eran hacedores de milagros y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa que pudiera devolverme mi voluntad", ha destacado.
Los médicos han utilizado el brazo para extraer vasos sanguíneos y nervios, para crear un pene que incluye uretra. Además, el órgano lleva dos tubos que se pueden inflar con una bomba manual y generan una erección que alarga el miembro 5 centímetros.
El pene ahora está en su brazo, no de manera definitiva, ya que se busca generar la piel y el tejido de forma natural antes de su implantación en la ubicación defintiva: "Cuando lo vi en mi brazo por primera vez estaba muy, muy orgulloso. Después de todo lo que había pasado, no me pareció extraño, pero era una parte de mí ", reconoció.
Cuando se realice la cirugía definitiva, Malcolm por fin podrá vestir manga corta con total normalidad. Ahora, mientras tanto, se encuentra lleno de esperanza: ha ganado mucha confianza en sí mismo.