No es sorpresa de nadie que Amancio Ortega es el hombre más rico de España. Gran parte de esa riqueza proviene del grupo Inditex, del que Ortega es fundador. Pero, como empresario de éxito no ha dejado menguar su ambición conformándose con los beneficios de Inditex. Así, parte de su riqueza la ha invertido en un negocio inmobiliario en Portugal.
Apuesta a la que se ha sumado su hija Sandra Ortega, considerada la segunda persona más rica de España con una fortuna de 6.900 millones de euros. Es la heredera de Rosalía Mera quien apuesta fuertemente por este negocio, promoviendo un resort de lujo. Amancio Ortega por su parte ya cuenta con diez edificios ocupados por hoteles. Pontegadea y Rosp Corunna -los respectivos conglomerados financieros de padre e hija- han encontrado en Portugal un negocio que explotar.
A pesar de que ambas empresas tienen una estrategia de inversión similar, han seguido caminos muy diferentes. Aunque, en ocasiones sus intereses coinciden. Mientras que la especialidad de Pontegadea son los edificios corporativos y de lujo, ha abierto sus horizontes con un par de centros comerciales y diez edificios.
Alquiler de edificios a cadenas hoteleras y un complejo turístico
Rosp Corunna se ha focalizado en el alquiler a cadenas hoteleras gracias a la variedad geográfica de su cartera de inversiones. Entre sus inquilinos se encuentran algunas de la talla de Barceló, Palladium, Crestline Hotels & Resorts, The Standard o NH Hoteles.
Además, Sandra Ortega ha comenzado en la Península da Troia un proyecto que ha levantado ampollas entre los ecologistas, el complejo turístico Na Praia: un eco resort compuesto por un hotel de cinco estrellas, tres núcleos turísticos e instalaciones deportivas y de ocio.
Adquirió estos terrenos a través de la empresa portuguesa Ferrado Nacomporta a finales de 2021 a Sonae Capital por unos 50 millones de euros. La intención inicial era acometer una inversión de más de 160 millones de euros con los que generar más de 300 empleos hacia finales de este año.
La última noticia que se conoce del proyecto es que se logró una paralización momentánea de las obras el pasado mes de febrero al conseguir una suspensión cautelar de la licencia de obras en los tribunales a raíz de una denuncia de la plataforma Dunas Livres. Sin embargo, el Ayuntamiento de Grândola reactivó los permisos mediante una resolución justificada, lo que generó un gran malestar entre los críticos del proyecto, quienes afirman que las obras afectarán negativamente a la vegetación y a la singularidad de este paraíso natural.