Ni una de las tres grandes religiones monoteístas que controlan nuestro mundo se han caracterizado nunca por estar a favor de la homosexualidad. Es más, si en algo coinciden las tres es en que esta tendencia sexual es "anti-natural" y debe ser rechazada, puesto que no es lo que su Dios dictó. Se insta a las personas que se sienten atraídas por alguien de su mismo sexo a reprimirlo, esconderlo y prácticamente olvidarlo. Quizás es por eso que pueda sorprender tanto una noticia como esta.
El pasado 6 de agosto se celebró en Ámsterdam el Gay Pride, es decir, la fiesta del Orgullo LGTB. Este tipo de fiestas suelen usarse como una excusa divertida para intentar normalizar una situación, y tratar de hacer ver a la población que ser homosexual no es algo extraño, ni "anti-natural". Unos ochenta barcos estuvieron desfilando por los canales holandeses; el más llamativo, el barco internacional de las religiones, donde iba montado el imam Ludovic Mohamed Zahed. Este religioso musulmán puede ser considerado como el primer imam en declarar abiertamente su homosexualidad.
Como el propio Zahed explica, sufrió rechazo hacia el islam durante muchos años, debido a que se le hizo muy complicado confiar en una religión cuyos practicantes le prohibían ser él mismo. Trataban de reprimir su sexualidad, censurando, así, una parte muy importante de su ser. Le acusaban de ser un pervertido; tanta negación le llevó a expulsar de su vida no solo a las personas que le tachaban de enfermo, sino también a la fe que estos defendían.
Por suerte, explica, con el tiempo volvió a encontrar su fe. Y la recuperó con muchísima fuerza. En 2012 tomó la iniciativa de abrir en París la primera Mezquita para todos los públicos. Por regla general, las Mezquitas solo pueden ser visitadas por hombres heterosexuales; ahora, en París, podrían entrar también mujeres y homosexuales. De esta forma, luchaba a la vez contra la homofobia y contra el machismo, abriendo las puertas de su templo a todo el que quisiera entrar y rezar a su Dios.
"Le di al islam otra oportunidad para poder integrar al colectivo homosexual y femenino desde una perspectiva más humana, y funcionó", explica en una entrevista que ha concedido a ZoominTV. Esta nueva forma de congeniar la religión y la sexualidad, la espiritualidad y lo carnal, hace que la aceptación personal sea mucho más fácil para todos aquellos creyentes. Afirma que el creer en uno mismo, el aceptarse, es algo muy positivo. Es más, lo contrario podría derivar en consecuencias catastróficas.
Zahed tiene la teoría de que algunos de los terroristas, partidarios del DAESH, provienen de un pasado homosexual que han tenido que reprimir. "Y eso es un gran problema, porque vemos que el autodesprecio pasa a convertirse en violencia", señala. Esta teoría le ha llevado a buscar una forma de hacer que cualquier sexualidad encaje con su religión. "No tengo que elegir entre mi sexualidad y espiritualidad", afirma, totalmente convencido de su afirmación. No debemos olvidar que los grandes preceptos de las religiones suelen coincidir, y uno de ellos es que Dios ama a todos sus hijos por igual. Si Dios (independientemente de la religión a la que pertenezca) es amor, es lógico pensar que aceptará cualquier acto de amor, sin analizar a quién va dirigido.
El imam confía en que conseguirá hacer que otras religiones se unan a su lucha. Además, espera, con su testimonio, dar confianza a otras personas para que hagan lo mismo, se acepten y reclamen su espacio en el mundo. Conseguir que todo el mundo pueda "vivir con su sexualidad y espiritualidad juntas", ese es su objetivo. Una meta que, por muy lejano que parezca, podría conseguirse si todo el mundo comprendiera, al igual que Zahed, que la homosexualidad no es algo que deba reprimirse. La sexualidad nunca debe ser algo que reprimir, puesto que es un instinto natural, algo inherente al ser humano, y debe ser tratado como tal.