Hay ciertas cosas que compartimos todos y todas alrededor del mundo, pero algo que destaca son las palabrotas. Una lista de palabras que han ido evolucionando desde los comienzos de la lengua con el objetivo de ofender o insultar a alguien. Esta serie de palabras cambia en cada idioma, pero hay un patrón que se repite en todos: se suelen evitar los sonidos 'w', 'r' y 'l'.
Una investigación de la Universidad de Londres, realizada por Shiri Lev-Ari y RyanMcKay, ha llegado a dicha conclusión. Este estudio se realizó con 20 personas de distintas nacionalidades y hablantes de cinco idiomas distintos. Se dedicaron a enumerar palabras ofensivas que ellos conocieran de su idioma. Al final de este primer ejercicio se llegó a la conclusión de que se repetía muy poco el uso de los sonidos 'w', 'r', 'y' y 'l'.
Los autores de este estudio proponen que el hecho de que no se utilicen para ofender se basa en que las palabras suenan menos ofensivas si los llevan. Esto se debe a que estos fonemas, al ser pronunciados, permiten que el aire salga sin impedimento, por lo que hace que la palabra suene mejor, y a su vez, menos ofensiva.
La siguiente parte del estudio llevó a los investigadores a pedir a 215 personas (que hablaban 6 idiomas distintos) que calificaran pares de palabras, las cuales habían sido inventadas o editadas por los autores de la investigación. Una palabra de cada par incluía uno de los sonidos que se determinaron como no malsonantes. La mayoría de los participantes no identificaron como palabrotas las palabras que tenían estos sonidos.
Otro estudio posterior de estos mismos investigadores observó que, los eufemismos utilizados para sustituir a los insultos, solían llevar los sonidos 'w', 'y', 'r', y 'l', ya que se utilizan para hacer menos malsonantes los insultos.
Excepciones
En muchos idiomas existen palabrotas que incluyen estos sonidos. En el francés, en el inglés, e incluso en el español también hay una gran variedad de ellos que los llevan. A pesar de ello, el patrón se repite en todos los idiomas, por lo que los investigadores concluyeron en el estudio la posibilidad de que exista una tendencia universal