La Reina Sofía, a pesar de que mantiene su título de monarca, ha bajado de manera destacable su actividad. Algunos señalan que no pasa por su mejor momento, tras su rifirrafe con Letizia o la constante lista de escándalos que saltan constantemente sobre su marido, el Rey Juan Carlos.
Pero, a pesar de todo, su nueva vida está ayudando y mucho a superar este bache. Como todos los años, Sofía (no le gusta que llamen Reina Emérita) ha acudido a Palma de Mallorca a desconectar de la rutina.
La madre de Felipe VI está aprovechando estos días para permitirse uno de los lujos que más le apasionan: levantarse y desayunar tarde. Además, cuenta con el añadido de disfrutar de las vistas al mar de la terraza del palacio. Si prefiere añadir detalles, se puede situar en la logia de su habitación, de imitación renacentista y que también le permite echar una ojeada al mar.
Para amenizar el rato, la monarca acostumbra a escuchar música clásica en el iPad con altavoz de su dormitorio. Después, no falta un pequeño rato para disfrutar de la prensa de actualidad y, sobre todo, del corazón.
Cuando ya se encuentra preparada, Sofía toma un paseo en la compañía de su hermana, la princesa Irene. En la cita tampoco suelen faltar sus amigas, discretísimas, de origen aristocrático y con orígenes en varias zonas de España (a pesar de que ahora viven todas en la isla), tal y como relata la revista Vanity Fair.
Con ellas acude frecuentemente a almorzar en el Flanigan, el restaurante de Miguel Arias y con precios elevados para la media. El dueño del restaurante es un buen amigo de Juan Carlos. En otras ocasiones, también acuden a la vivienda de la infanta doña Pilar, donde degustan los platos que ella elabora.
Compra de joyas y paseos sin rumbo
La vida de Sofía también se desarrolla al aire libre. Entre sus placeres, se encuentra pasear al aire libre, como a ella le gusta, sin rumbo fijo. Es decir, le gusta dar vueltas pero sin dirigirse a un sitio concreto.
También disfruta haciendo compras. Nunca puede faltar una visita a la joyera Isabel Guarch, conocida por desarrollar la tradición mallorquina de crear piezas en oro y piedras semipreciosas. Luego puede lucirlas en los besamanos organizados en el palacio de la Almudaina.
Por otro lado, todos los años también aprovecha para comprar alpargatas o albarcas de Menorca en las calles del casco antiguo de la isla, que conoce como la palma de us mano. Tampoco faltan sedas pintadas a mano para confeccionarse blusones y pantalones pijama. Todo, siempre, con colores vivos que le permiten no pasar desapercibida.
Nunca falta su ama de palacio
Su ama de palacio, una gobernanta mallorquina que se encarga del mantenimiento de sus casas, recorre siempre las tiendas especializadas en ropa de hogar que manda bordar con punto mallorquín.
Mientras que su empleada se encarga de realizar los encargos de la Reina, Sofía suele aprovechar para cultivar otra de sus aficiones, la repostería. Le encanta ofrecerla cuando hay que realizar una fiesta o para los más pequeños. En esas ocasiones especiales tampoco falta la mantelería: puede pasar horas hasta que encuentra la deseada.
Si todo esto parece poco, la Reina también se encarga de conocer todo lo que sucede entre la 'créme de la créme' de la isla y jamás se muestra al margen de su vida social. Incluso, en la apertura de negocios de sus amigos, como David Lencina, cuando inauguró su showroom de gafas Errebé fabricadas por él y su esposa. Un negocio, con un esfuerzo económico muy considerable, que contó con el apoyo de Felipe VI.