Ibrahima y Magatte, los dos hombres senegaleses que intentaron salvar a Samuel Luiz en La Coruña, han conseguido un puesto de trabajo en una fábrica en la que elaboran puertas, molduras, cajoneras o rodapiés en Oda Cesuras (La Coruña). Ambos, por fin, han iniciado una nueva vida.
Javier Paz es el empresario coruñés que les ha dado la oportunidad para iniciarse en este mundo laboral. Paz vive a dos calles del lugar en el que se produjo el crimen. El papel que mostraron ambos a la hora de intentar salvar la vida a Samuel, llegando a ponerse en riesgo, le conmovió tanto que pensó que tenía que hacer algo por ayudarlos. En cuanto vio que el Gobierno estaba trabajando para regularizar su situación en España, Javier les propuso trabajar en la empresa.
Como no sabía cómo localizarlos, Javier optó por llamar a una radio, de manera que finalmente consiguió reunirse con ellos en el mes de agosto. Los conoció y, entonces, decidió contratarlos de inmediato. La suya era la única oferta firme que tenían en esos momentos..
Una nueva vida
Ambos llevan una semana en la fábrica. En el pasado, habían trabajado en Senegal en la pesca, mientras que tras llegar a nuestro país se habían dedicado a la venta ambulante. Nunca habían trabajado previamente con la madera. Junto a ellos, otro compatriota senegalés también ha sido contratado. Tras unos días en una pensión, ahora viven en un piso situado en Betanzos (La Coruña).
Desde allí, se desplazan a diario hasta Oda Cesuras, situado a unos 25 kilómetros de distancia, para acudir a su puesto de trabajo. Después de que Javier los llevase en su coche durante los primeros días, ahora es un compañeros quien los lleva.
Ninguno de ellos quiere hablar con los medios de comunicación, ya que prefieren mantenerse al margen del foco mediático mientras avanzan las investigaciones relacionadas con el crimen de Samuel. Según consta en el atestado, ambos tuvieron un papel destacado, puesto que intentaron por todos los medios parar la brutal agresión contra el joven, hasta el punto de que llegaron a exponer su vida. Luego, no dudaron en acudir a la Policía Nacional a testificar, a pesar de que se encontraban en situación irregular en España.
Ahora, con una nueva vida, ambos se encuentran agradecidos por la oportunidad laboral de la que disfrutan. Una gratitud que también llega a sus familias en Senegal. Ambos están asentados y muy contentos porque finalmente han consolidado el esfuerzo y la travesía para alcanzar una vida mejor.
