El hundimiento del crucero ruso de misiles guiados Moskva en el Mar Negro ha supuesto un duro revés en plena invasión de Ucrania. Las fuerzas de Kiev se han atribuido la situación, aunque no se ha aclarado todavía si fue víctima de los misiles ucranianos, de la mala suerte o una combinación.
Sin embargo, no existe duda de que se trata de la mayor pérdida de un barco naval durante la guerra en los últimos 40 años para Rusia. Un hecho que plantea retos preocupantes para Moscú y, también, para su futuro militar y su verdadera capacidad en este ámbito.
Como sucede en cualquier contienda, las versiones sobre los hechos son contrapuestas. El Ministerio de Defensa de Rusia dice que todo comenzó con un incendio de origen desconocido que detonó las municiones almacenadas en el barco y las explosiones resultantes generaron daños estructurales en el barco. El buque de guerra se habría hundido en mitad del mar, mientras era remolcado a un puerto cercano.
Ucrania, por su parte, dice que golpeó el Moskva con misiles de crucero antibuque y que estos provocaron el fuego que detonó la munición. Los funcionarios de defensa estadounidenses y occidentales se han mostrado a favor de la versión ucraniana.
El Moskva estaba armado con una gran gama de misiles antibuque y antiaéreos, así como torpedos, cañones navales y sistemas de defensa antimisiles, lo que implica que podría haber contado con una gran cantidad de explosivos a bordo.
La importancia del Moskva
La pérdida del Moskva es relevante para Rusia, sobre todo para la moral de las tropas afines al Kremlin. Al tratarse del buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro, se trataba de uno de sus activos más visibles en la invasión que Moscú está ejecutando en Ucrania. La relevancia de lo sucedido, a pesar del férreo control de la información que ejerce Rusia, también podría haber influido en las dificultades de ocultar la repentina ausencia de un barco de tales dimensiones.
Junto con este golpe a la moral de las tropas, también se extiende nuevamente las dudas sobre la verdadera capacidad militar que tiene Rusia. El régimen de Vladímir Putin busca exhibirse como una potencia que vive en un escenario similar al bibloquismo de la Guerra Fría, pero ya sea por la acción del enemigo o fallos de previsión; lo cierto es que ya ha perdido un buque insignia y a miembros relevantes de su alto mando militar en esta guerra.
Posiblemente, la pérdida de este buque sea más simbólica que efectiva. Si fue un misil ucraniano el que destruyó el buque, la armada rusa sí podría pasar a recalcular su ofensiva quizás alejando sus barcos del territorio ucraniano y ajustando sus defensas aéreas, para cambiar los tipos de ataque. Cabe destacar que este barco se usaba para ataque con misiles de crucero en centros logísticos y aeródromos ucranianos, algo que Rusia puede seguir ejecutando con sistemas terrestres y aviones de ataque.