Los crímenes de las niñas de Alcàsser han sido uno de los casos más macabros, siniestros y oscuros perpetrados en nuestro país. Míriam, Toñi y Desirée fueron asesinadas en noviembre de 1992 en la localidad valenciana de Alcàsser. Las jóvenes tenían catorce y quince años cuando decidieron hacer autoestop para acudir a una discoteca en Picassent, a tan solo tres kilómetros de su pueblo. Setenta y cinco días después de su desaparición, dos apicultores encontraron los cadáveres semienterrados en una fosa próxima al pantano de Tous.
El pasado 24 de junio de 2019, en la misma zona, una pareja encontró cuatro huesos humanos, que podrían pertenecer a alguna de las niñas. Ahora, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses ha descartado que perteneciera a Toñi, pero no excluye que pudieran ser partes de la falange de las otras dos menores. Por ello, el Instituto ha previsto citar a la madre de Desirée y al padre de Míriam para coger muestras de saliva y remitirlas al Departamento de Barcelona y así los especialistas cotejen los perfiles genéticos con los de los huesos encontrados.
Los huesos
Los huesos que podrían pertenecer a alguna de las jóvenes fueron encontrados por un vecino de la localidad colindante, que acudió junto a su novia al paraje de La Romana a dejar un ramo de flores.
Al remover la tierra con una rama, el joven encontró un trozo de falange y otros tres huesos. El primer dedo estaba en la superficie y el resto enterrados a pocos centímetros. La pareja los envolvió en papel de aluminio y los llevó al cuartel de la Guardia Civil de Oliva. Posteriormente fueron analizados por el Instituto de Medicina Legal de Valencia, que corroboró que eran fósiles humanos.
Tras ello, según publica el diario Las Provincias, el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira, encargado del sumario del caso Alcàsser, ha recibido una petición para autorizar la toma de muestras biológicas de los progenitores, Rosa Folch y Fernando García. Los padres de Toñi no tendrán que hacerse la prueba ya que al cuerpo de su hija no le faltaba ninguno de los dedos de las manos.
Si el análisis del ADN fuera positivo, la jueza podría ordenar a la Guardia Civil la criba de la tierra de la fosa para así recoger otros restos óseos.
El objetivo principal es esclarecer de dónde provienen dichos huesos humanos, pero no desean sustentar aquellas teorías sobre la trama criminal con Antonio Anglés y Miguel Ricart.
Un auténtico misterio
El asesinato de las tres niñas de Alcàsser continúa siendo un misterio casi 28 años después. Lo que se conoce con certeza es que Míriam, Toñi y Desirée salieron de casa de su amiga Esther la tarde del 13 de noviembre de 1992 para acudir a la discoteca Coolor en Picassent.
Aparentemente las jóvenes hicieron autoestop, aunque jamás llegaron a su destino. Al día siguiente comenzó su búsqueda, aunque la ausencia de pistas ha sido una constante en el caso.
Algunos testigos aseguraron haber visto a tres jóvenes en zonas cercanas a la localidad, pero no pudieron corroborar totalmente que fueran las tres desaparecidas.
No fue hasta el 27 de enero de 1993 cuando se encontraron sus cadáveres, envueltos en una alfombra grande. Pocos días después, Antonio Anglés y Miguel Ricart fueron detenidos por los hechos, aunque Anglés pudo huir y a día de hoy todavía continúa en paradero desconocido.
Lo mediático del caso y las continuas teorías que sospechaban que la sentencia había sido una tapadera para encubrir a un grupo criminal compuesto por políticos y empresarios poderosos, provocaron que arraigara con fuerza en la sociedad española hasta el día de hoy, en el que incluso existe una serie documental en Netflix.