El sector del metal continúa sus movilizaciones en Cádiz luchando por sus derechos laborales. Por este motivo, las carreteras están cortadas con fogatas y las principales fábricas se mantienen paradas, en una situación que no tiene visos de mejorar de manera inmediata.
Actualmente existe un bloqueo en la negociación entre la patronal y los sindicatos por la renovación del convenio colectivo. Una serie de trabajadores, en plantilla, tienen mejores condiciones, que empeoran para los que están fijos en las pequeñas y medianas empresas colaboradoras que trabajan con las grandes y, aún más, para los auxiliares. Hay más de 25.000 personas que viven de este trabajo.
Cabe recordar la situación laboral precaria que enfrenta la provincia, que es la segunda de España con peores tasas de desempleo, un 23,16% frente a la media del país, situada en el 14,57%. Tan solo Huelva está peor. Esta circunstancia ha sido aprovechada tradicionalmente por muchos empresarios para tirar hacia la baja las condiciones de los contratos laborales.
La principal reivindicación
Pero la principal reivindicación de los trabajadores durante estas movilizaciones se centra en la necesaria actualización de los salarios. Una reclamación que llega cuando el IPC alcanza su pico más alto en los últimos 29 años.
Por ello, los sindicatos convocantes piden que se aumenten los sueldos un 2% en lo que queda de año, un 2,5% más para 2022 y un incremento de hasta el 3% en 2023. La patronal, por su parte, ha propuesto una subida mucho menor: un 0,5% para 2021, siete décimas para 2022 y que se consolide en el 1,5% en 2023.
Por el momento, todo parece lejos de resolverse. La falta de acuerdo sobre la actualización de los salarios parece ser el gran escollo entre las partes para alcanzar un acuerdo que ponga punto y final a las movilizaciones en el sector. Todo ello, en una región con altas tasas de desempleo y donde la inflación hace mella.