Los datos alertaban: en solo dos años habían fallecido en el mismo hospital 32 niños que estaban siendo tratados por cáncer. La misma suerte habrían corrido 1719 mujeres que también estaban siguiendo los tratamientos. Algunos médicos y empresas farmacéuticas habían alertado desde hacía seis años del mal estado de los medicamentos.
Pero la historia que ha saltado a los medios tras la destitución del gobernador de Duarte -ahora prófugo de la Justicia- ha sido un escándalo de proporciones mayúsculas. Al parecer, lo que el hospital administraba a los niños con cáncer no era quimioterapia, sino un compuesto de agua destilada, según ha relatado el diario El Mundo.
"Es un pecado y un atentado. Cuando acabemos la investigación se presentarán las querellas correspondientes", ha asegurado el actual gobernador del Estado de Veracruz, Miguel Ángel Yunes. En la investigación de este caso podrían estar vinculados responsables médicos y personal administrativo del centro estatal de oncología Doctor Miguel Morantes Mesa.
Aún no se sabe con certeza cuántos pacientes fueron "atendidos" de esta manera, pero lo que más llama la atención es el motivo por el que, se cree, se tomó una medida de este tipo: falta de presupuesto, según denuncian los pacientes. Al parecer, las cancelaciones de tratamientos de quimioterapia habían sido constantes en el centro.
Mientras tanto, aún queda por saber por qué nadie tuvo en cuenta la denuncia que una doctora realizó en 2010, alertando que varios de los medicamentos que se estaban administrando a los pacientes del centro contaban con impurezas. O la alerta que realizó el grupo Roche en 2011, que aseguraba que el centro no administraba el medicamento oficial. O la gran cantidad de medicación falsa o caducada que se almacena en las dependencias del hospital y de la que todo el mundo desconoce el origen.
Y, mientras tanto, el anterior gobernador aún sigue en busca y captura por haberse embolsado, supuestamente, 44 millones de euros y haber dejado en bancarrota a la institución.