En 1971 Naciones Unidas publicaba el Tratado Internacional de Sustancias Psicotrópicas. Este recopilaba todas las sustancias alucinógenas, psicotrópicas o estupefacientes cuya funcionalidad medicinal era nula, recomendando su prohibición. Las setas alucinógenas, consumidas por el ser humano desde la Antigüedad, no fueron incluidas en la lista. Así, la mayor parte de países occidentales elaboraron legislaciones que prohibían su consumo y cultivo parcialmente. Sin embargo, ahora a ciencia se encarga de argumentar el gran fallo que cometieron.
Según la ciencia, y tras diversos estudios, las setas son la droga más segura, tan nociva como podría ser el tabaco y el alcohol, pero sin embargo, ilegal. Por sus limitados efectos perniciosos en el organismo humano y su escaso riesgo de adicción, se ha ilustrado que tienden a desarrollar menos síndrome de abstinencia y patrones de consumo abusivos que en la mayor parte de sustancias estupefacientes.
Los efectos positivos
Un reciente estudio publicado por la revista Neuropharmacology pone de manifiesto, según sus autores, que los hongos tendrían cierta utilidad medicinal. El trabajo recoge las experiencias de diversos ensayos clínicos con pacientes diagnósticados con depresión y otras enfermedades mentales. La utilización regulada de hongos alucinógenos tuvo efectos positivos en la recuperación de los participantes. Las setas combatían de forma efectiva cuadros de ansiedad y depresión (en ocasiones, en pacientes terminales).
Los límites existen. El trabajo plantea la ingesta por medio de cápsulas (no la seta en sí misma, el método de consumo más habitual lejos de los hospitales, sino sus componentes activos) de forma controlada, siempre de la mano de un médico especializado y bajo la supervisión de un psicólogo o terapeuta que adecúe el consumo a los objetivos del tratamiento. Tampoco recomienda un uso generalizado, y reconoce que su prescripción debería ajustarse al perfil de cada paciente.
¿Será legal?
Dicho estudio no aboga por una regularización general, sino por su estandarización para uso medicinal. Para ello, los investigadores reclaman una reclasificación de las setas psilocibios dentro de los márgenes estadounidenses. El proceso requeriría de numerosos estudios añadidos y se alargaría a los cinco o diez años. En la actualidad, solo Jamaica aprueba abiertamente el comercio y consumo de setas alucinógenas. Países Bajos permite su cultivo y venta en forma de trufa. España, Austria y Portugal han descriminalizado su posesión, pero perviven en un limbo legal donde el consumo privado se tolera
La psilocibina y su uso
Recientemente un grupo de científicos de la Universidad Friedrich Schiller de Alemania hallaron el proceso químico por el cual se compone la psilocibina, compuesto activo que interviene en nuestro sistema nervioso siendo el responsable de producir las alucinaciones de las llamadas "setas mágicas". Tal y como afirma la revista Angewandte Chemie, esto se trata de un gran avance científico y médico pues esta sustancia es muy útil para tratar la ansiedad, combatir adicciones e incluso para algunas enfermedades psiquiátricas.