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La homofobia en la Armada Española termina a cuchillazos

El agresor había desarrollado un severo trastorno de ansiedad tras haber sufrido constantes humillaciones y vejaciones durante un largo período

A cuchillazos. Así ha terminado la tropa de la fragata Canarias después de que el sargento David L.L. sacase, según sus propias palabras, "toda la rabia que había acumulado" durante los meses en los que sus compañeros le habían sometido a un intenso acoso por ser homosexual.

Todo sucedió el pasado 22 de enero. La fragata se encontraba atracada en Sicilia y en su interior estaban tanto David como otros dos compañeros con los que empezó a discutir. En un momento dado, el acusado agarró un arma blanca y la clavó, supuestamente, "en varias ocasiones" contra otro de los sargentos, Martin A.A., que "sufrió una herida en el hombro derecho". Por otro lado, el acusado también agredió a otra compañera ese mismo día.

El Rey Felipe VI durante un acto oficial de la Armada
"El Rey Felipe VI durante un acto oficial de la Armada"

El supuesto agresor fue inmediatamente detenido a llevado a Cartagena en la fragata Navarra con el fin de regresar a España. De vuelta, relató todo lo sucedido ante el juez. Al parecer, había sido objeto durante todo un año de las burlas y mofas de la gran mayoría de sus compañeros, algo que le había generado unos niveles de ansiedad que sacó a relucir el día de la tragedia.

La discriminación a la que se enfrentaba este sargento no era un caso aislado, sino que venía directamente influenciada por otros miembros de la tropa, como el sargento Mario G. G. y amparada y promovida por el resto de la tripulación. Ninguna autoridad actuó ni condenó estos hechos. "En la escuela sabían lo que me pasaba y el comandante de brigada no hizo nada; llevo mucho tiempo sufiriendo 'bullying' en la puta Armada, desde marinero", protestó.

El acusado ha señalado a una de sus víctimas, Patricia M. P., como otra de las personas que tenía conocimiento de lo que sucedía y que prefirió participar en el acoso antes que denunciarlo: "Sabes muy bien lo que ha pasado en la Escuela de Suboficiales, hija de puta", le chilló en persona.

Consecuencias psicológicas

La Justicia está valorando imputar un delito de odio a los responsables del acoso que sufrió David
"La Justicia está valorando imputar un delito de odio a los responsables del acoso que sufrió David"

La carga que había estado soportando el acusado había generado en él un grave trastorno de ansiedad cronificado durante su periodo de formación en la Armada. "Esta secuela había sido consecuencia de las viviencias subjetivas que le habían hecho experimentar sus compañeros en relación a su condición sexual", lo que motivó "la petición de baja del curso de submarinos que realizaba así como alguna ideación, sin acudir a especialista alguno". Así al menos lo relata el informe solicitado por la jueza que había pedido un informe psiquiátrico ante el estado emocional y la respuesta que había mostrado y que llevó a su detención.

Todo ello, ha motivado que la Justicia abra un expediente para investigar todos los hechos que denuncia la víctima, sin que ella eluda los cargos por agresión. En concreto, los señalados podrían enfrentar un delito contra los derechos fundamentales contemplado en el artículo 49 del Código Penal Militar, que sería algo similar a los delitos de odio a nivel civil. Sin embargo, llama la atención que la situación tenga que derivar en tal extremo para que la Justicia actúe.

Mientras tanto, el caso ahora depende de que la Justicia considere necesario tomar medidas contra las personas que ha señalado el sargento David L. L. Todas ellas, mientras, siguen en activo, una situación que podría cambiar si se admite a trámite la denuncia.

Homofobia en las Fuerzas Armadas

Artizar Díaz es una activista trans y miembro de la marina
"Artizar Díaz es una activista trans y miembro de la marina"

A pesar de que España permite abiertamente a la Comunidad LGTBI participar en las Fuerzas Armadas, algo de lo que aún se encuentran lejos de conseguir otros países como Bielorrusia, Cuba o Honduras, lo cierto es que la situación a nivel real es mucho más complicada.

Ese es el caso de Artizar Díaz, una mujer trans que entró en el Ejército con 20 años y una anatomía masculina, pero que con el tiempo decidió empezar la reasignación de género. Desde entonces, asegura que "todo el entorno militar reaccionó con confusión", puesto que "me negué a pasar por el aro y a adoptar los roles de género tradicionales reservados a las mujeres por el patriarcado". 

Díaz denuncia que "tenemos una desprotección absoluta porque legalmente no está contemplado que las personas transexuales militares podamos existir, así que nos vemos en situaciones como las de seguir en vestuarios masculinos o tener que raparnos la cabeza hasta conseguir el nuevo DNI. Eso es jodido porque a lo mejor tiens más tetas que la compañera de al lado y tienes que entrar en el vestuario de tíos. el cambio que hace falta es la regulación de nuestra presencia", denunciaba esta militar al diario El Español.

Por su parte, los casos de homofobia también han sido una constante en la Guardia Real, tal y como denunció un miembro en 2009. Descalificaciones como "los maricones debían estar bajo tierra" o agresiones y palizas eran la respuesta que B. S. recibió por haber mostrado sin tapujos su orientación sexual.

¿Falta una regulación clara a favor de la inclusión de la comunidad LGTBI en las Fuerzas Armadas? ¿Una campaña de concienciación? ¿Es normal que las víctimas tengan que llegar a situaciones límites para que sean escuchadas?

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