Hoy por hoy hablar de sexo anal continua siendo un gran tabú para algunas personas. Seguro que alguna vez alguien te ha mandado a bajar la voz o a callarte si la conversaión se da en un lugar público por este motivo o has escuchado la mítica frase de "es solo un agujero de salida" o, por el contrario, eres tú quién ha mencionado esas palabras. De igual modo, este tipo de casos se dan sobre todo en la mayoría de chicos heterosexuales que todavía piensan que practicar sexo anal supondrá una falta a su masculinidad. Una creencia tan lejos de la realidad que es absurda.
¿La principal barrera? Los prejuicios
El mundo está lleno de prejuicios que nos impiden, en muchas ocasiones, conocer nuevos aspectos de la vida que seguro nos gustarían. Pero los miedos y las inseguridades también afloran cuando se nos propone salir de nuestra zona de confort. Debido a esto y por desgracia, el sexo anal masculino es una práctica que todavía en la cultura popular sigue estando relacionada solo con la homosexualidad.
Otro de los problemas es la incapacidad de ciertos hombres de adoptar un rol más pasivo en sus relaciones sexuales y dejar de ser esos 'machos alfa' que tanto les gusta. Circunstancia que demuestra, una vez más, que todavía se mantienen los roles de género de una sociedad patriarcal. Y la cuestión es, si el sexo anal lo está proporcionando una mujer, ¿qué tiene eso de homosexual? Tienes que descubrir tus zonas sensibles sin miedos o culpas y tanto hombres como mujeres deben tomar conciencia de que esto no tiene nada que ver con tu preferencia sexual.
El punto P
También puede ser que la ignorancia y la falta de información, o de quererse informar, sea lo que falla con respecto a conocer todas las verdades del sexo anal entre parejas heterosexuales. Y es que existe un equivalente al punto G, que se encuentra en la vagina de las mujeres, en los hombres. Se trata del punto prostático o el punto P. Aunque hay que destacar que si ya para muchos reconocer y saber estimular el punto G ha costado años (y sigue costando) el punto P ya ni contarles.
Según Alba Povedano, psicóloga y sexóloga de Sex Academy para Yasss, "muchos hombres siguen rechazando (el Punto P) con el pretexto de que ellos ya tienen placer con su pene y no lo necesitan". Incluso la gran mayoría "rechazan cualquier caricia que se acerque a la zona perineo/ano", añade.
Por otro lado, Marc Pitarch, psicólogo, terapeuta individual y de pareja y formador de Sex Academy cuestiona el por qué "a muchos hombres les gusta penetrar analmente a sus parejas femeninas y verlas disfrutar con esa práctica, pero no se permiten pensar que a ellos también les podría gustar".
Empezar poco a poco
Para aquellos que decidan dejar atrás las malas creencias y quieran adentrarse en un nuevo mundo del placer, todo sexólogo recomienda iniciarse poco a poco en esta nueva práctica. Sin prisas que, a veces, son malas.
Según Cristina Callao, sexóloga y terapeuta de parejas, contó para Código Nuevo, es necesario que "la persona que recibe esté muy excitada. Debemos dar rienda suelta a los mal llamados preliminares". "Las formas de masturbación anal van desde la estimulación de la entrada del ano, que ya resulta satisfactorio, pasando por la inserción de uno o más dedos o de algún tipo de juguete sexual, la inserción de toda la mano también llamado fisting, la penetración o el sexo oral, también llamado beso negro" continua.
Sin embargo, para llegar al llamado punto P se debe penetrar con algún dedo o juguete erótico. "En los hombres, la masturbación anal puede ser muy placentera porque podemos llegar a tocar la próstata que contiene muchas terminaciones nerviosas y producir sensaciones muy excitantes en el hombre", asegura Callao.
Parece sencillo, pero no lo es ya que acabar con ciertos prejuicios lleva generaciones y generaciones. Por suerte estamos viviendo un cambio y cada vez son más los jóvenes que experimentan y practican una sexualidad completamente libre. ¿Qué pierdes por explorar tu cuerpo?