Una pareja gay de 20 y 23 años se enfrenta a una pena de 80 latigazos por el siguiente delito: quererse. Esa es la condena que les quiere imponer un tribunal de la provincia de Aceh, en Indonesia, en la única región del país asiático que aún mantiene la sharía (ley islámica) como código penal.
Para que se efectuase su detención fue fundamental la colaboración de los vecinos, que comulgan con la creciente ola de radicalidad que está viviendo el país en los últimos años.
Al parecer, el vecindario mantenía sospechas de que los dos jóvenes mantenían una relación más que amistosa. En un momento dado, todos ellos se unieron y decidieron entrar por la fuerza en la casa donde se encontraban (un delito de allanamiento de morada que no ha sido juzgado) y decidieron grabar la escena mientras que les impedían huir del lugar donde se encontraban.
Los jóvenes, mientras tanto, suplicaban con cara de angustia que les dejaran irse. "Por favor, hermano, por favor... detente... mis padres pueden hablar contigo, pueden venirme a buscar", reclamaba uno de ellos. Sin embargo, sus peticiones fueron ignoradas, y los vecinos bloquearon los accesos hasta que llegó la Policía. De nada sirvió que otro de los jóvenes llamase por teléfono para pedir ayuda: fueron detenidos por ser pareja.
Los dos acusados conocerán en siete días el veredicto de la justicia, aunque parece bastante probable que recibirán un severo castigo físico por quererse: el fiscal ha asegurado que rechazaron que un abogado les defendiera (recordemos, ha sido el fiscal el que ha realizado esta afirmación y no los propios implicados).
Mientras tanto, la organización Human Rights Watch, un observatorio a favor de los Derechos Humanos, ha solicitado a las autoridades que liberen de manera inmediata a la pareja porque "invadieron la intimidad de estos hombres de manera espantosa y humillante y ahora se enfrentan a una tortura pública por el 'delito' de su supuesta orientación sexual".
No olvidemos que todos los vecinos decidieron entrar por la fuerza en una propiedad privada, invadir la intimidad de los jóvenes, observarles y grabarles mientras mantenían relaciones sexuales y retenerles en el interior de su casa. Ahora, la 'Justicia' del país quiere castigarles a ellos y dejar completamente impunes a los que cometieron dichas acciones. Sí, el Orgullo Gay es necesario en pleno 2017.
Mientras tanto, en la región de Aceh se seguirá imponiendo la Sharía como Código Penal. Una ley islámica que castiga con hasta 100 latigazos por 'delitos' como el sexo entre personas del mismo género, adulterio, juegos de azar, consumo de alcohol, mujeres luciendo ropa ajustada y hombres que no acudan a las oraciones de los viernes.
Hay zonas que están mucho peor
La condena que han recibido estos jóvenes es completamente injusta y desproporcionada para dos personas que, simplemente, se quieren. Sin embargo, comparada con otros países, la sentencia podría llegar a parecer, incluso, benévola.
En siete países del mundo, el simple hecho de besarse con una persona del mismo sexo puede suponer una condena a muerte. Es lo que actualmente sucede en Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Mauritania, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.
Mientras tanto, en 75 países del mundo se sigue castigando la homosexualidad como delito, tal y como ha señalado la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisesuxales, Transexuales e Intersexuales (ILGA). Precisamente, una gran mayoría de países aún ejecen discriminación hacia las personas del colectivo LGTBI desde las propias instituciones.
No hay que irse muy lejos. Un país con el que España hace frontera, Marruecos, aún impone multas de tres meses a seis años de prisión, junto con multas de 120 a 1200 dirhams (12 a 120 euros, en un país donde mucha gente vive con solo un euro al día), para aquellos que comentan "actos licenciosos o contra natua con un individuo del mismo sexo". La situación, mientras tanto, se encuentra lejos de cambiar.