El joven chino Xio Wang soñaba en 2011 con poder comprarse un iPhone como el que tenían muchos de sus amigos y compañeros de clase. Vivía en Anhui, uno de los territorios más pobres de China y sus padres no contaban con los recursos suficientes para cumplir su sueño.
Con tan solo 17 años y la imposibilidad de ponerse a trabajar, a Wang solo se le ocurrió la idea de vender sus órganos en el mercado negro para conseguir dinero. Contactó con una clínica clandestina y viajó hacia la ciudad china de Hunan para vender uno de sus riñones a cambio de 3.200 dólares que le sirvieron, además de para conseguir su ansiado iPhone4, para comprarse un iPad2.
El joven fue operado de forma ilegal y le dieron de alta un día después de la cirugía, sin realizar ningún cuidado postoperatorio propio de este tipo de este intervenciones. Los padres de Wang se enteraron de su operación cuando encontraron los dispositivos en su cuarto y decidieron denunciar el caso a la Policía.
En 2012 las nueve personas implicadas en el tráfico de órganos fueron condenadas a varios años de cárcel. El caso conmovió al país e incluso se experimentó un descenso en las ventas de los productos de Apple en China, según recoge Daily Mail.
La vida de Xio Wang en la actualidad
La familia del joven recibió una indemnización de 185.000 dólares, pero Xio Wang continúa aún pagando las consecuencias de su decisión. La operación le dejó una serie de secuelas muy graves y su salud continúa deteriorándose en la actualidad. El joven, que tiene ahora 25 años, sufre una insuficiencia renal que le obliga a someterse a sesiones diarias de diálisis. Además, se vió obligado a abandonar sus estudios, vive postrado en la cama de un hospital y se mantiene a base de las ayudas sociales.
El mercado negro de órganos en China se ha convertido en una práctica muy habitual debido a la alta demanda y la extrema pobreza en la que viven algunos de sus ciudadanos.