Li Jingwei tenía tan solo 4 años cuando fue capturado en 1988 por un hombre conocido en el pueblo de su estirpe, en la provincia suroccidental de Yunnan. Se lo llevaron a vivir con otra familia en la provincia central de Henan, donde creció en mitad de incontables noches de añoranza y nostalgia.
Tras su secuestro, fue entregado a una familia en Lankao. Casi de inmediato, comenzó a hacer dibujos con un palo, algo que le ayudó a recordar su lugar de nacimiento. Ya de pequeño, se dio cuenta de que se lo habían llevado lejos de casa, pero no tenía forma de regresar ni siquiera cuando creció. No recordaba su nombre de nacimiento, el de sus padres, ni el de su aldea.
Pero, sin embargo, sí recordaba algo: su pueblo nada. Dónde crecían los árboles, pastaban las vacas, circulaban las carreteras o fluían los ríos. Revivía los arrozales y los estanques que había en las cercanías de su casa, donde crecían los brotes de bambú. De niño, cuando echaba de menos su casa o estaba triste, dibujaba su pueblo y llegaba a hacerlo al menos una vez al día.
Animado por las noticias de otros niños secuestrados que se habían reunido con sus familias, publicó el pasado 15 de diciembre un vídeo en el que buscaba a su familia en una plataforma de intercambio de archivos, en la que mostraba un mapa con el paisaje de su pueblo que había dibujado basándose en su memoria.
Pensaba que tardaría varios años en encontrarlos pero, para su sorpresa, poco después recibió pistas sobre su madre. Siguiendo las indicaciones, la Policía la encontró en Zhoukou, provincia de Henan, donde vive en la actualidad y confirmó su identidad mediante una prueba de ADN.
El secuestro de niños lleva tiempo proliferando en China, un problema sobre el que advierten los expertos y se ha visto agravado por la política de hijo único aplicada entre 1980 y 2015, que se ha ido relajando durante los últimos años. Durante décadas, quienes tenían un segundo retoño eran obligados a abortar o recibían importantes multas.
Secuestro de niños varones
Muchas familias consideraban que los varones eran más capaces que las niñas de mantener y continuar con la línea familiar. Esta creencia llevó a impulsar un mercado negro de bebés varones que empujó a muchos a dar en adopción a las niñas.
En los últimos años, las redes sociales y la implicación policial ha permitido a muchos ciudadanos reunirse con sus familias biológicas. Un caso destacado fue el de Guo Xinzhen, secuestrado cuando tenía dos años por una mujer en la provincia de Shandong, al este de China, en 1997. Su padre, Guo Gangtang, nunca perdió la esperanza de encontrarlo y la búsqueda de su familia inspiró una película en 2015.
Entre enero y noviembre, los organismos de seguridad pública de China resolvieron más de 290 casos de secuestros de niños y encontraron a 8.307 en el marco de una campaña de localización de desaparecidos que se puso en marcha a principios de 2021, según el Ministerio de Seguridad Pública.