A través de los famosos lametones los perros muestran el afecto y cariño que sienten hacia sus dueños. Sí, esos que te dejan la cara llena de babas pero que agradeces al volver a casa después, por ejemplo, de un día duro de trabajo. Sin embargo, alguno de estos lametazos podría matarte.
Un ejemplo de ello es el caso de Greg Manteufel, amante de los animales y ciudadano de 48 años de Wisconsin, que fue hospitalizado por una sepsis por la que le tuvieron que amputar las piernas por debajo de la rodilla y las manos. El pasado 27 de junio, "en cuestión de horas desde que empezaron los síntomas, el cuerpo de Greg empezó a entrar en shock séptico", explica la familia del hombre en la campaña que han abierto en GoFundMe para poder pagar los gastos médicos.
La sepsis o septicemia es, en la mayoría de las veces, una respuesta mortal del organismo a las infecciones. Surge cuando el organismo responde a una infección que daña sus propios tejidos y órganos. Las reacciones del cuerpo pueden ser desde un disparo en la presión sanguínea, como un fallo orgánico o daño en los tejidos. La privación de riesgo sanguíneo puede conllevar que se forme necrosis y gangrena en las extremidades.
Un caso excepcional
La bacteria de la infección se llama Capnocytophaga Canimorsus, y vive en la boca de hasta el 60% de los perros y el 17% de los gatos. Lo raro del caso de Greg, es que esta bacteria es muy poco común que se transmita, y si fuera así, hay más probabilidad de que sea por una mordida. Desde 1976, solo se han registrado alrededor de 500 casos en EEUU.
En los animales no es perjudicial, pero en los seres humanos puede producir "sepsis severa y shock séptico fatal, gangrena de los dedos y las extremidades, bacteremia elevada, meningitis, endocartidis e infecciones oculares" según un estilo del National Center for Biotechnology Information. Asimismo los casos que han sido registrados son realmente excepcionales.