Una boda celebrada en la iglesia de San Pablo de Valladolid durante la tarde del sábado 3 de junio ha estado a punto de terminar en tragedia. En torno a las 18:30 de la tarde, un hombre de repente entraba a la fuerza en las dependencias al grito de 'Alá es grande'.
Los asistentes, que no esperaban la situación, rápidamente se han asustado. El hombre, mientras tanto, no ha tenido ningún problema en cruzar toda la capilla en dirección al altar, lugar en el que se encontraban el cura y las dos personas que se encontraban casándose en ese preciso momento.
Cuando alcanzó el altar, el agresor comenzó a derribar todos los objetos litúrgicos que iba encontrando a su paso. Según han relatado los asistentes a ABC, el hombre tenía "entre 20 y 30 años de edad, moreno y con algo de barba". Sin embargo, todos pudieron tranquilizarse (en la medida de lo posible) cuando comprobaron que el asaltante no portaba ningún arma consigo.
Mientras que algunos de los asistentes se habían encargado de tratar de reducirle, el sujeto se dedicó a perseguir al sacerdote que estaba oficiando la ceremonia con el fin de agredirle, aunque por el momento se desconoce si el autor de estos hechos estaba radicalizado, tenía algún conflicto pendiente con los presentes o si simplemente padecía problemas mentales.
Finalmente, varios minutos después de la irrupción de este hombre, los asistentes contaron con la fuerza suficiente para sacarle de la Iglesia y esperar a que la Policía se personase en el lugar de los hechos con el fin de detenerle.
El acusado vive en Valladolid, cuenta con 22 años de edad y está residiendo en la ciudad castellano-leonesa con un permiso de estudiante. Las autoridades han asegurado que se encuentra "acusado de alteración del orden público, amenaza y delito contra los sentimientos religiosos". Al parecer, el joven ya contaba con antecedentes penales por este mismo hecho.
Por todo lo sucedido, la ceremonia ha tenido que ser parada durante veinte minutos, en los que la Policía ha procedido a detener al acusado y los Tedax han inspeccionado todos los rincones del edificio para averiguar si había instalado algún tipo de explosivo, aunque este punto se ha descartado por completo.
Con el susto aún en el cuerpo, la pareja ha continuado con la ceremonia y con una anécdota que, pese a que jamás hubieran querido que pasara, siempre tendrán para contar.