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Un hombre se extirpa su ojo biológico para insertarse una cámara

Rob Spence se ha retirado su ojo biológico para insertarse otro artificial y grabar así todo lo que ocurre a su alrededor.

Rob Spence es un adulto de 34 años que puede presumir de haberse convertido en el primer 'Eyeborg' del planeta. Su hito: colocarse un ojo biónico con el que puede grabar todo lo que sucede alrededor.

Para ello, Spence no ha dudado en someterse a una cirujía en la que le han retirado su ojo biológico y le han incorporado otro falso con el que puede grabar imágenes. Algunos ya han asegurado que él constituye el primer híbrido en el que nos podremos convertir en un futuro.

Esta es la cámara que Rob Spence se ha insertado en el ojo
"Esta es la cámara que Rob Spence se ha insertado en el ojo"

Parapléjicos que volverán a andar, personas sordas que volverán a oír... Son las promesas que nos promete el desarrollo de la tecnología para hacer nuestra vida más accesible y más cómoda.

El caso de Rob está dentro de esta realidad: cuando era pequeño perdió la visión tras coger una escopeta y dispararla demasiado cerca de su ojo. Rápidamente, perdió la visión por el lado derecho, pero él no se resignó a vivir como estaba: quería aprovechar al máximo las posibilidades de la tecnología.

Eso sí, el ojo que se ha implantado no le permite ver. No está conectado a su cerebro y no recoge imágenes de alta calidad, ya que están en blanco y negro como si de una cámara de seguridad se tratase.

Con su nueva capacidad adquirida, Rob es capaz de grabar todo lo que ve. No dudó en grabar con su propio ojo un documental, aunque cuenta con poca autonomía: tras 60 minutos de grabación, la batería se agota, por lo que tiene que arrancarse el ojo y cargarlo.

El dilema de la privacidad

¿Ataca este tipo de dispositivos a nuestra privacidad?
"¿Ataca este tipo de dispositivos a nuestra privacidad?"

Spence reconoce en todo caso que su nuevo ojo es un divertimento, y que jamás lo utiliza para acudir a restaurantes, parques o bares públicos. Considera que puede violar la privacidad de los que allí se encuentran.

La posibilidad de ser grabados sin ser conscientes de ello ya existe. Las cámaras de seguridad que proliferan en todo tipo de establecimientos hacen que vivamos en una especie de 'Gran Hermano' contínuo sin que seamos conscientes. Sin embargo, piensa en contar un secreto o en realizar cualquier acto privado y que la otra persona esté grabándote frente a frente. La posibilidad de que cualquier contenido digital se viralice es, en pleno 2017, muy alta.

Algunos expertos han querido comparar este tipo de cámaras con las que actualmente tenemos en nuestros dispositivos móviles. Sin embargo, hay otros que opinan que un teléfono móvil no se puede esconder de la misma forma que un ojo. 

En Francia, el cíborg Steve Mann fue expulsado de un McDonald's de París por tener en su cara un dispositivo similar, con el que puede capturar fotos y vídeos, además de ver en realidad aumentada. Sin embargo, los empleados del local consideraban que los artefactos violaban la privacidad de los que allí se encontraban y por ello no podía permanecer allí.

Steve Mann se ha implantado un dispositivo en el cerebro que permite grabar todo lo que ve y conseguir una percepción en realidad aumentada
"Steve Mann se ha implantado un dispositivo en el cerebro que permite grabar todo lo que ve y conseguir una percepción en realidad aumentada"

Otro de los dilemas se encuentra en la posibilidad de que los dispositivos puedan ser hackeados. Porque el simple hecho de plantearse que cualquier persona, con fines desconocidos, pueda contar con el control de un dispositivo que se encuentra en el interior de nuestro cuerpo, asusta (seamos sinceros).

Imaginaos a lo que puede acceder adquiriendo el control de todo lo que vemos: contraseñas, datos bancarios, acceso a todos nuestros objetos más preciados, disposición de nuestra casa, conversaciones privadas... podría saberlo todo sobre nosotros. No sería el primer caso de estas características, como cuando hackearon varias muñecas con cámaras incorporadas que, en dicho caso, podían servir para espiar a menores.

Algunas voces, sin embargo, reclaman que el futuro avanza a pasos agigantados y que negarse a aceptar esta realidad es quedarse anclado en el pasado. ¿Te incorporarías un dispositivo en el cerebro que aumentase tus capacidades normales?

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