Mario Ambrose pagará con creces sus engaños a las mujeres con las que se acostaba. Al parecer, este ciudadano de Kansas se dedicaba a organizar falsos castings para películas pornográficas con el objetivo último de acostarse con ellas y abandonarlas a su suerte.
Todo comenzó en agosto de 2011. Ambrose trabajaba como fotógrafo de bodas, cuando decidió cambiar en su página web su currículum: pasó a publicitarse como cazatalentos y propietario de producción de películas pornográficas. Ambrose había comenzado a urdir su trama.
Al parecer, el joven se dedicaba a publicitar falsos castings, en los que la prueba consistía en acostarse con él. Prometía cobrar grandes sumas de dinero, y aprovechaba su falsa posición de superioridad para que sus víctimas accediese a acostarse con él a pesar de que no tuvieran la voluntad inicial de hacerlo. De hecho, llegaba a hacerles firmar falsos contratos con el fin de que todo adquiriese una apariencia falsa de legalidad.
Sin embargo, todo era un engaño. Después de acostarse con ellas, no había película, dinero ni el contrato firmado. Todo era una completa estafa mediante la que este hombre intentaba satisfacer sus deseos sexuales. Eso sí, no dudaba en chantajearlas económica y sexualmente con la posibilidad de colgar toda la relación sexual en la red.
Así se mantuvo durante cinco años, en los que el estafador consiguió engañar a un número bastante elevado de víctimas, que accedían a sus deseos ante los problemas económicos que enfrentaban.
Algunas de ellas llegaron a tener graves agujeros financieros después de contar con la suma de medio millón de dólares que, supuestamente, este hombre iba a pagar. Sin embargo, no había ningún tipo de pago.
Un engaño que procedía de redes sociales
Al parecer Mario Ambrose utilizaba una falsa cuenta de Facebook, mediante la cual comenzaba a establecer contacto con las que consideraba sus potenciales víctimas. Para generar confianza en ellas, fingía ser una mujer llamada 'Nikki'.
Tras estrechar la relación con ellas, Ambrose las citaba en su piso. Allí les mostraba todo tipo de chques y documentación falsa, tras lo que les afirmaba que tenían que mantener todo tipo de prácticas sexuales para completar el proceso de selección.
El problema se agravaba cuando él procedía a grabar explícitamente todos los encuentros con una cámara de vídeo. Tras ello, se dedicaba a extorsionar a sus víctimas, amenazándolas con publicar el contenido en internet si no cedían a sus chantajes económicos o sexuales.
Esos mismos vídeos era los que también enseñaba a las potenciales víctimas que conocía para demostrarles que él sí poseía la falsa productora de cine pornográfico. Sin embargo, todo era una trama urdida para satisfacer su propio ego y deseos sexuales.
Finalmente, el acusado aceptó su culpabilidad y haber participado en estos crímenes, aunque ha tenido suerte: la Fiscalía pretendía imponerle una condena de sesenta años. Tan solo pasará diez en prisión, tal y como ha dictaminado el juez.
Mientras tanto, la sentencia se hará oficial durante el próximo mes de septiembre. Sin embargo, Mario Ambrose ya puede prepararse para pasar una larga temporada entre rejas.