Los casos de negligencia médica son cada vez más escandalosos, puesto que cuestan vidas que podrían haberse salvado fácilmente. El último es el que ha sucedido en Gran Bretaña.
Wayne Evans, un ciudadano británico de 41 años, había acudido al médico después de localizar un extraño bulto en su cuerpo. Evans se sometió a numerosas pruebas para descartar cualquier posible enfermedad, pero los médicos no le notificaban ninguna incidencia, por lo que pensó que todo era correcto y que no tenía por qué asustarse.
Sin embargo, en 2008 comenzó a tener dolores de estómago que se iban acentuando. Volvieron a realizarle nuevas pruebas y nadie le notificó que tuviera algún problema, por lo que continuó sin acceder a ningún tpo de tratamiento durante dos años.
A los tres años de localizar el bulto, el estado de Wayne Evans comenzó a deteriorarse de manera importante. Según relata Mirror, volvió a acudir al médico que, en este caso, le aseguró que debía realizarle una exploración urgente.
Allí, por fin, hallaron su problema: contaba con un tumor que estaba acabando con su vida. Sin embargo, tras tres años sin tratamiento, el tumor había alcanzado considerables proporciones y era inoperable. A pesar de los fuertes tratamientos de quimioterapia a los que se sometió, finalmente no pudo sobrevivir.
Al parecer, según relatan los especialistas en negligencia médica de Hudgell Solicitors, las pruebas realizadas en 2008 y que podrían haber salvado la vida de Wayne Evans, fueron archivadas erróneamente por el médico tras ser enviadas desde el Hospital de Russells Hall, en Dudley.
"Mi vida no volverá a ser la misma. No puedo aceptar que el destino de Wayne estuviera en un trozo de papel durante tres años. Fue ignorado y no fue hasta que volvió a quejarse de dolor cuando saltó la alarma", ha expresado la esposa del fallecido, que deja a su mujer tras 20 años de matrimonio y a dos hijas de 23 y 19 años: "Nuestra familia está incompleta"
El propio Wayne se había encargado de emprender acciones legales en 2012 después de conocer su diagnóstico y ser víctima de un error ajeno: "le llevamos a casa justo antes de Navidad y el cáncer ya se había expandido hacia el pulmón. Fue en su casa, junto a sus dos hijas y su mujer, donde falleció", ha asegurado su esposa. La aseguradora le ha brindado una indemnización de seis cifras que, en realidad, jamás podrá devolver a la vida a Wayne Evans.