Un hombre de la localidad de Burgos ha sido condenado a 2.400 euros (lo que supone una multa diaria de 10 €) por simular un delito de robo cuando la realidad era muy distinta: se había ido a Valencia para pasar un día de desenfreno, con 15 horas en un prostíbulo incluidas, dejándose una suma cercana a los 4.000 euros.
Estos hechos tuvieron lugar los días 2 y 3 de diciembre de 2015. El 4 por la mañana, se personó en una comisaría valenciana alegando que "personas desconocidas le habían inducido a consumir alguna droga, perdiendo la noción del tiempo a partir de las 2:30 horas del día 3 de diciembre de 2015", según recoge la sentencia.
La supuesta víctima declaró que había aparecido "sobre las 18:30 horas" de ese 3 de diciembre "en el hotel donde estaba alejado, sin recordar qué había hecho las 15 horas anteriores". Además, en el atestado se destaca"que se fue a hacer un análisis, dando positivo en cocaína cuando él nunca la ha tomado, gastando aproximadamente unos 5.000 euros, que según los extractos parecían haber sido desembolsados en Barcelona".
La realidad era bien diferente
La Policía envió la denuncia al juzgado de guardia, que no tardó en cerrar el caso. La declaración del hombre no se sostenía por ningún lado, más todavía cuando las cámaras descubrieron al acusado entrando "por su propio pie, solo y sin coacción alguna" en un local de alterne llamado Even/Eleven a las 3:34 horas del día 3.
Allí permaneció hasta 15 horas, donde las mismas cámaras le grabaron hablando con mujeres y sacando dinero del cajero que había en el interior del club. Salió a las 18:15h. del día 3, "en solitario, por su propio pie, si bien con la americana en el rostro", como recoge el juez.
Fue entonces cuando el hombre urdió su plan, que inició la mañana del 4 en comisaría, con el que pretendía "la devolución del dinero gastado aquella madrugada, mañana y tarde en el establecimiento Even/Eleven".
Su mujer denunció su desaparición
La sentencia también señala que, durante los dos días que permaneció el acusado en Valencia, su mujer, preocupada, denunció su desaparición en Burgos, ciudad en la que vive la pareja.
Es por eso que el juez apunta a "motivos personales" a la hora de buscar una explicación a la denuncia falsa. Ahora, además de los 4.000 euros gastados en su momento, tendrá que asumir el pago de otros 2.400.