Un hombre que asesinó a su esposa en 2012 está siendo actualmente juzgado a pesar de que el cadáver de su víctima aún no se ha encontrado. La culpa de que los restos mortales de su mujer no hayan aparecido en la actualidad se debe a que el agresor los depositó en un contenedor de basura y fueron recogidos por los servicios de limpieza.
A pesar de todo ello, de las pruebas y de que han pasado ya cinco años, el autor de este crimen continúa escudándose en el siguiente argumento: "fue todo un accidente doméstico". Tal cual. El agresor justifica la violencia doméstica en accidente.
Los investigadores no tienen dudas de que se trata de un asesinato, ya que su esposa le había denunciado previamente en dos ocasiones por violencia de género. A pesar de todo ello, continuó con su víctima, teniendo en cuenta que los agresores de este tipo suelen emplear diversas artimañas para utilizar a sus cónyuges a su antojo.
A parte de todo ello, la pareja tenía que continuar unida, ya que la madre deseaba que la legislación que fomenta la reagrupación familiar de los inmigrantes permitiese que sus hijos abandonasen las duras condiciones de vida que aún se mantienen en Bolivia.
A pesar de los golpes que aguantó la mujer para salvar la vida de los pequeños, su hazaña terminó por costarle la suya propia. En junio de 2012, el agresor terminó por matarla a sangre fría.
Sin embargo, y a pesar de la gran cantidad de pruebas, el autor de este crimen afirma que él jamás la asesinó y que ella "cayó de un taburete y se golpeó la cabeza contra un armario", hecho que provocó su muerte. Todo cuadra, porque en ese momento en vez de llamar a los Servicios de Emergencias, prefirió envolverla en varias bolsas de basura y tirarla a un contenedor de basura.
Cuatro años de prisión
Ahora la Fiscalía pide para él tan sólo cuatro años de prisión por un homicidio imprudente y maltrato, a pesar de que no hay pruebas de que fuera imprudente porque el cadáver no ha aparecido, básicamente, por culpa del agresor.
De hecho, el autor era tan consciente de lo que estaba haciendo en todo momento que siguió utilizando el teléfono móvil personal de la víctima con el fin de que nadie sospechase lo que en realidad había ocurrido. Además, cuando la mujer ya había muerto por sus golpes, el acusado se dedicó a intentar robarle un total de 24.000 euros que no le pertenecían.
La familia de la víctima se muestra indignada por la baja petición de cárcel y reclama algo muy simple: justicia. La investigación parte de su trabajo, ya que han pasado dos años y medio para que la Policía se ponga a trabajar, ya que no veía el crimen que sí existió. Sin embargo, parece difícil que sufra una condena ejemplar, ya que al no haber cuerpo, la investigación se torna especialmente complicada.