Justin Barkley, de 38 años y natural de Nueva York, ha sido acusado de matar a un repartidor al confundirle con el futuro presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Durante el juicio, el acusado ha mantenido fervientemente la idea de que el hombre que mató era el republicano: "Disparé a Donald Trump a propósito, intencionadamente, y estoy muy orgulloso".
Según informa el diario Ithaca Voice, el acusado planeó el crimen en función de los movimientos del futuro presidente: "Sabía donde estaría el 8 de diciembre y esperé en el aparcamiento del Walmart para matarlo (...) Le disparé, le maté e hice que se desplomara en el suelo".
A raíz de estas declaraciones, la corte se replantea la salud mental del acusado, aunque este ha mostrado signos de cordura durante todo el proceso. Los jueces han intentado explicar a Barkley si entendía la diferencia entre matar a Trump y creer que ha matado a Trump. Cuando se le preguntó si cabía la posibilidad de haber matado a una persona diferente este respondió: "Esperaría que no".
Mientras se desarrollaba el proceso, la familia de la verdadera víctima, William Schumacher, escuchaba atónita y entre llantos las declaraciones de su asesino.
Sobre Barkley pesan los delitos de asesinato en segundo grado y amenaza a un oficial de policía, ya que durante su detención se produjeron altercados con las fuerzas de seguridad. Cuando este fue capturado finalmente, intentó declararse culpable de asesinato. Antes de presentar la declaración de culpabilidad, Barkley rechazó la consideración de padecer una enfermedad mental.
Otros fenómenos de histeria
Un afamado Chef sueco, Anders Vendel, denunciaba en su cuenta de Facebook la brutal paliza que le habían propinado por parecerse al futuro presidente. Según relató, tres hombres le asaltaron en plena calle y le golpearon fuertemente durante varios minutos: "Dos de los hombres cogieron mis brazos por detrás y el tercero comenzó a golpearme en la cara. Después de recibir alrededor de 20 puñetazos, me caí al suelo. Los tres entonces comenzaron a patearme todo lo que pudieron en mi cara y en mi cabeza".
Debido a la gravedad de las heridas, Vendel tuvo que ser ingresado en un hospital de urgencias, donde permaneció durante 48 horas en observación.