Parece de lógica que si un hombre abusa de su hija menor, la justicia proteja a la niña alejándola lo máximo posible de su agresor. Pues en Madrid ha pasado todo lo contrario y la imputada ha acabado siendo la madre por incumplir el régimen de visitas acordado en la separación.
María (nombre ficticio), una niña de nueve años, demostró el pasado mes de julio a través de una grabación que su progenitor abusaba sexualmente de ella. Hace unos años que sus padres habían decidido divorciarse, por lo que el juez impuso un régimen de visitas en el que se detallaban los días que la niña debía pasar en casa de cada uno. Fue en una de las estancias con él cuando la propia María se escondió una grabadora en el calcetín para registrar una confesión de su padre en la que reconocía de forma implícita haber abusado de ella.
Esta grabación sirvió para imputar al hombre por presuntos abusos y para cambiar el régimen de visitas por reuniones de tres horas quincenales con supervisión. Sin embargo, otra juez ha visto a bien imputar a la madre por un delito de desobediencia al inclumplir el régimen de visitas que se había acordado durante la separación.
Con este caso queda al dscubierto el caos en el que se encuentra la justicia española y lo contradictorio que pueden llegar a ser los distintos juzgados. Tal y como relata El País, los padres tienen abierto tres frentes: uno por el divorcio, otro por los abusos de la menor, y un tercero por incumplimiento del régimen de visitas de que el padre acusa a la madre.
El caso de abuso llegó a ser archivado
Fue en 2015 cuando la pequeña María contó a su madre que su padre abusaba sexualmente de ella, por lo que decidió presentar una denuncia contra el que había sido su marido. Sin embargo, a los pocos meses se archivó la causa ya que un psicólogo analizó a la menor y determinó que su testimonio carecía de "estructura lógica" y de "detalles". Gracias a la grabación de la niña, en septiembre de 2016, volvió a reabrirse.
Tan solo un día después de la reapertura del casi, la Audiencia Provincial de Madrid consideró que la madre "estaba incumpliendo de forma permanente" el régimen de visitas que se estableció en la separación y es que desde la presentación de la primera denuncia, la madre suspendió las visitas.
La madre podría acabar sentada en el banquillo de los acusados
En diciembre de 2016, la unidad de Salud Mental del Hospital Puerta de Hierro de Madrid diagnosticó a la niña un trastorno adaptativo mixto con ansiedad y cuadro depresivo, por lo que advirtió que "forzarla a visitas con el padre si no lo desea constituye un grave riesgo para su salud".
Gracias a este informe, la juez encargada del divorcio suspendió las visitas de la menor a su padre a cambio de encuentros bajo supervisión. Tan solo un mes y medio después, una juez de otro juzgado decide mantener la imputación de la madre por impedir las visitas, razón por la que la mujer podría acabar sentada en el banquillo de los acusados, tan solo por querer proteger a su hija.