El pasado fin de semana una extraña expulsión disciplinaria en 'Gran Hermano' sorprendió a todos sus seguidores. Un escueto comunicado en el que se explicaba la expulsión de José María y el "abandono momentáneo" de Carlota fue la única explicación del programa sobre la situación. El debate emitido el domingo en el late night tampoco dio más explicaciones al respecto. Pero el lunes por la mañana, una filtración ocupaba los titulares de todos los portales digitales.
El programa habría denunciado ante la Guardia Civil un presunto abuso sexual ocurrido dentro de la casa. Desde ese momento, un debate sobre lo ocurrido centra las tertulias de los seguidores del programa en las redes sociales teniendo como protagonista el silencio del reality show. José María manda un comunicado negando lo ocurrido y anunciando medidas legales contra el programa.
El miércoles por la tarde, Carlota regresa por sorpresa a la casa de Guadalix de la Sierra. El canal 24 horas del programa deja de emitir imágenes durante una hora, coincidiendo con el regreso de la concursante. Y el jueves 9 de noviembre, la gala de 'Gran Hermano' comienza emitiendo las primeras declaraciones de Carlota explicando lo ocurrido en los últimos días.
Cómo 'Gran Hermano' contó lo sucedido
'Gran Hermano' trató una presunta agresión sexual en la gala de este jueves. Si lo utilizó o no para generar un show que incrementase sus bajos datos de audiencia es el debate de hoy. Pero vayamos por partes. ¿Cómo contó 'Gran Hermano' lo ocurrido entre Carlota y José María? Lo hizo eliminando los elementos más característicos de su puesta en escena desde el principio: desapareció la cabecera del programa y Jorge Javier Vázquez no bajó las míticas escaleras del plató entre los aplausos y la sintonía del reality show.
Un primer plano del presentador dio paso a las imágenes del regreso de Carlota, una pieza audiovisual prácticamente limpia: sin música ni efectos de sonido, sin cambios de plano constantes y casi sin cortes. La intención era clara: marcar la diferencia. Eso no era show, era más bien una explicación necesaria sobre lo que había ocurrido, o al menos ese era el propósito del programa, el mensaje que quería transmitir.
Con un discurso claramente estudiado y, seguramente, preparado junto a la dirección del programa y el equipo de psicólogos, Carlota explicó brevemente y sin entrar en demasiados detalles lo ocurrido: "Muy a mi pesar tengo que confirmar que estoy de acuerdo con la decisión de la organización de expulsar a José María. Es cierto que se dio un hecho grave y desagradable contra mi persona estando inconsciente. Por el momento he renunciado a continuar ningún tipo de procedimiento, pero tengo que aclarar también que desde el sábado por la tarde, y él lo sabe perfectamente, ya no existe ningún tipo de vínculo con él".
Lo que se hizo bien
'Gran Hermano' tenía que explicar lo sucedido. Había que aclarar el episodio más negro de su historia. Los rumores y las especulaciones no hacían más que agrandar una historia demasiado grave como para especular con ella. El secretismo había logrado tanto que se tachara a un joven de ser un violador, como cuestionar a una presunta víctima de un abuso sexual. Y ambas cosas son inadmisibles cuando se conoce poco o nada sobre lo sucedido.
Es por ello por lo que la audiencia merecía una explicación. Y la ofrecieron. Fueron claros: el programa ve unas imágenes con las que considera que un concursante se ha aprovechado de una compañera mientras ella estaba inconsciente. Lo expulsan y le muestran las imágenes a la presunta víctima. Al igual que el programa, ella saca las mismas conclusiones y aplaude la expulsión de su pareja, con el que rompe la relación a pesar de que decide no denunciar los hechos.
¿Por qué era necesario explicarlo?
¿Qué habría pasado si 'Gran Hermano' hubiese seguido en la misma línea que en los días previos? ¿Qué pasaría si un programa de televisión como este (teniendo en cuenta la proyección que tiene, a pesar de ser su edición menos vista) hubiese ocultado una presunta agresión sexual y hubiese continuado su curso como si nada? Habría sido una irresponsabilidad clara por parte tanto del programa como de la cadena.
Y no solo por dejar que el público especulase con lo sucedido, sino porque se trata de uno de los problemas más graves a los que se enfrenta nuestra sociedad actual: la violencia de género. Seamos claros: 'Gran Hermano' no es precisamente un programa que enseñe valores positivos a la audiencia, pero la televisión tiene la responsabilidad de denunciar públicamente hechos como este.
Hay que ser cautos con el tema: la Guardia Civil no investigará los hechos, entre otras cosas, porque las imágenes no esclarecen si hubo o no un abuso sexual (ya que lo que ocurre sucede bajo el edredón) y porque Carlota ha decidido no denunciar. Pero, aun así, hay una mujer que siente que se han aprovechado de ella estando inconsciente (aunque no denuncie). Y taparlo perpetúa aún más una concepción machista que hay que erradicar.
Lo que se hizo mal
Sí, era necesaria una explicación. Pero, ¿podría haberse hecho de otra manera? También. No hacía falta hacerlo en la gala semanal y cinco días después de que saltara la noticia. Ni siquiera habría hecho falta hacerlo en televisión. Con un comunicado explicando lo sucedido, o incluso con una carta firmada por la propia Carlota habría bastado y el programa se habría ahorrado el ser acusado de utilizar un tema tan grave como este para mejorar su audiencia.
También es llamativo el hecho de que Carlota haya decidido no emprender acciones legales contra José María. Si lo que cuenta es cierto, debe denunciar. No solo por ella, sino también por todas las mujeres que sufren circunstancias parecidas o incluso más graves. Que una chica explique en televisión que se han aprovechado de ella mientras estaba inconsciente seguido de su decisión de no denunciar es del todo irresponsable. Hay que explicarle a la gente que el abuso sexual no se puede permitir, que es un delito y que hay que denunciar. Lo de este jueves en 'Gran Hermano' es romper con años de campañas de concienciación que tanto esfuerzo han supuesto.
Quien crea que este tema puede beneficiar al programa no está en lo cierto. 'GH Revolution', la edición número 18, será recordada como aquella en la que un tipo abusó presuntamente de una chica que no denunció. Es una mancha para siempre, moralmente es una situación muy cuestionable. Y aunque la publicidad negativa es siempre más efectiva que la positiva, ni siquiera con esta polémica 'Gran Hermano' ha conseguido despuntar.
El resultado en audiencias
Bien es cierto que la expectación era máxima. Los seguidores del programa querían saber qué había ocurrido, el silencio se había roto después de casi una semana de especulaciones. Y el titular de la mañana siguiente no fue otro que la notable subida en audiencia del programa: casi tres puntos más que en su gala anterior. Pero es importante desgranar estos datos para entenderlos mejor.
La gala de 'Gran Hermano' se divide, en realidad, en dos programas: uno titulado "exprés" que sirve para ocupar la franja que va desde las 10 de la noche hasta casi las 11, y otro (la gala en sí, el dato de audiencia que se vende) que se extiende desde esa hora hasta el final de la noche. De esta manera, el programa evita que su dato de audiencia se vea perjudicado por la emisión de 'El Hormiguero' en Antena 3, que es líder en esta franja horaria llamada 'access prime time'. Como "la gala" empieza una vez termina 'El Hormiguero', en su dato de audiencia no se refleja el share que "le roba" el programa de Antena 3.
En la gala de este jueves, en la que se trató este presunto abuso sexual, las imágenes del regreso de Carlota se mostraron en los primeros minutos de programa, es decir, en la versión "exprés" de 'Gran Hermano', el momento de la noche más complicado en lo que a audiencia se refiere. La semana pasada, el "exprés" obtuvo un 7,5% y la gala un 12,2%: fue la gala menos vista de la historia del programa. Una semana más tarde, el programa ha registrado un 8,7% y un 15% respectivamente. Si bien la gala ha sumado 2,8 puntos más que la semana pasada, el "exprés" solo ha logrado 1,2 puntos más.
Si la estrategia hubiera sido arrasar en audiencia con el tema de la agresión sexual el programa, entre otras cosas, habría colocado la pieza con las imágenes del regreso de Carlota en mitad de la noche, el momento en el que más espectadores están enganchados al televisor tal y como se suele hacer con los puntos fuertes de los programas en directo (en 'Gran Hermano' suele ocurrir con las expulsiones semanales, que se retrasan hasta casi la medianoche para congregar al mayor número de espectadores. Por ejemplo, en la gala de este jueves, la expulsión de Dani se realizó en torno a las doce de la noche, justo cuando el programa superaba el 16% de share).
El morbo
A pesar de que desgranando los datos de audiencia hemos comprobado que la estrategia utilizada por el programa no era precisamente la más adecuada para rascar unos puntos más de share, el reality ha sido acusado de utilizar el tema del presunto abuso sexual, de hacer espectáculo con ello, para destacar en audiencias, para generar un interés mayor entre los espectadores.
Vamos a imaginar por un momento que la gala de este jueves hubiera sido todo un éxito. Supongamos que el programa roza el 20% de share, consigue el minuto de oro del día y barre a la competencia. Pero, ¿quién es la audiencia? La audiencia somos nosotros mismos, los que ponemos la televisión cada noche. Ese 1,2 puntos más en el "exprés" de 'Gran Hermano' somos nosotros, los que sintonizamos Telecinco este jueves para ver cómo Carlota volvía a la casa y les explicaba a sus compañeros lo que había sucedido en los últimos días.
En caso de que este tema les hubiera funcionado para mejorar sus marcas, los culpables seríamos nosotros mismos. Y ese morbo del que acusamos constantemente a la televisión lo habríamos alimentado nosotros. Por eso es absurdo echar balones fuera. La actitud de los críticos con lo sucedido esta semana en 'Gran Hermano' no hace más que evidenciar que tendemos a proyectar nuestros propios complejos en el de enfrente. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? No importa, la televisión y la audiencia se retroalimentan mutuamente. Y una no funciona sin la otra.