El asesinato de George Floyd ha despertado la mayor ola de protestas raciales en Estados Unidos desde el asesinato de Martin Luther King. El acusado, Dereck Chauvin, ha pasado por tres prisiones diferentes en el Estado de Minnesota hasta que finalmente las autoridades han encontrado una que puede garantizar su seguridad.
Dereck Chauvin, de 44 años, se encuentra ahora imputado por un delito de asesinato y homicidio en segundo grado. El juez le ha impuesto una fianza de casi medio millón de dólares, aunque por ahora no ha encontrado a nadie que se la vaya a pagar.
Su esposa, que ha presenciado todos los hechos desde los medios de comunicación, ha anunciado el divorcio del que era hasta ahora su marido y ha manifestado su rechazo a todo lo acontecido durante el asesinato de Floyd.
Sin embargo, esta no era la primera ocasión en la que Chauvin cometía un incidente en el cargo. De hecho, su historial evidencia un historial de casi dos décadas en el Departamento de Policía de Minneapolis que poco ha servido para, siquiera, activar protocolos para evitar este suceso.
De hecho, sobre Chauvin hay una sensación de auténtica impunidad en sus actos durante dos años. Entre los tiroteos en los que se ha visto involucrado, por ejemplo, se encuentra la muerte de un hombre en 2006, al que disparó y mató, supuestamente, porque portaba un arma. Decimos supuestamente, porque aquello ni siquiera se comprobó.
En 2008 hizo lo propio con otro hombre, en este caso acusado de violencia machista. Y en 2011 acabó con la vida de una persona que huía de un tiroteo. Una larga lista de casualidades que han acabado con tres muertos y sus superiores alabando sus gestos durante casi 20 años. En esta ocasión, Chauvin no ha mantenido los aplausos: el vídeo era evidente, ha circulado como la pólvora en redes sociales y ha levantado toda una ola de protestas violentas por todo el país.
Un problema extendido a la cúpula del departamento
La sombra de la impunidad se extiende a todo el departamento. El mayor ejemplo se encuentra en el responsable del sindicato de Minneapolis, Bob Kroll, que acumula 29 quejas, de las que solo tres han acabado en acciones disciplinarias.
Sin embargo, las acusaciones de uso excesivo de la fuerza e insultos racistas (una de esas ocasiones junto a otro agente que ahora es el jefe de la policía), no han impedido mantener su cargo. Si los superiores son los primeros señalados en esta mancha... ¿Quién va a exigir más responsabilidad?
Chauvin ahora permanece en una prisión sujeto a la figura legal de 'segregación administrativa', es decir, que está completamente protegido y aislado del resto de presos para evitar que nadie pueda tomarse la justicia por su mano. También se le ha aplicado el protocolo antisuicidios.
La policía de Minneapolis usa la fuerza contra los ciudadanos negros hasta casi siete veces más que contra los blancos. El Estado de Minnesota ahora ha iniciado una demanda de derechos civiles contra el Departamento de Policía por la actuación de esots agentes.
Pero, sin duda, el gesto que se espera es una renovación de la cúpula policial que ejerce en este estado. Si esto se consigue, será un paso adelante en erradicar este tipo de prácticas que, como se puede comprobar, se han repetido sistemáticamente entre un porcentaje considerado de agentes.