La vida de Pablo Ibar dio un vuelco en 1994. Este español de madre cubana y padre vasco, y sobrino del fallecido boxeador José Manuel Ibar (más conocido como Urtain), fue acusado de asesinato en Florida, Estados Unidos, y lleva desde entonces 24 años en la cárcel y 16 condenado a muerte.
A finales de junio de 1994 la policía entró en un domicilio de la localidad de Miramar y encontró los cuerpos de Casimir Sucharski, dueño de la casa y propietario de un local nocturno, y Sharon Anderson y Marie Rodgers, dos de sus bailarinas. Tras una investigación, el 25 de agosto, acusaron a Pablo Ibar y Seth Peñalver.
Sin embargo, el proceso judicial no ha sido nada sencillo, pues se han realizado varios juicios con diferentes resultados. Pero Pablo Ibar fue encerrado en prisión y condenado a muerte porque supuestamente su ADN se encontraba en una camiseta del lugar de los hechos y había una huella de su zapatilla.
Sin embargo, un último juicio en 2019 ha girado en torno a la posible inocencia de Pablo Ibar, pues la investigación ha estado llena de "dudas", "negligencias" e "inconsistencias". Por lo tanto, el acusado de origen español podría estar en libertad pronto si las pruebas presentadas sobre las irregularidades del proceso siguen hacia adelante.
Tres largos juicios
El proceso judicial no ha sido nada fácil, ni para la familia de los fallecidos ni para la de Pablo Ibar. Se han celebrado diferentes juicios durante dos décadas en las que Pablo Ibar ha tenido que estar en prisión a pesar de las incongruencias de la investigación. El primero tuvo lugar el 5 de mayo de 1997, pero fue declarado nulo el 25 de enero de 1998 porque el jurado popular no se ponía de acuerdo con su veredicto.
El segundo proceso se realizó el 11 de enero de 1999, pero el abogado de oficio que le asignaron a Pablo Ibar fue detenido por supuestamente haber agredido a una mujer embarazada durante una pelea doméstica. El acusado presentó una moción de cese de su abogado, que fue denegada, y solicitó un aplazamiento del juicio, que sí le fue concedido. Por otra parte, el proceso de Seth Peñalver siguió hacia adelante y fue condenado a muerte.
El tercer juicio comenzó el 17 de abril del 2000 y fue declarado culpable por el jurado el 14 de junio. Tras determinar la pena durante unas semanas, también se le condenó a muerte.
Un nuevo sospechoso
El abogado de Pablo Ibar presentó varios recursos por las irregularidades que tuvo el proceso, por lo injusto que fue el juicio, la inconstitucionalidad de la pena de muerte con unas pruebas tan poco concluyentes y por lo sucedido con su abogado de oficio.
Algunas de las "irregularidades" en el proceso judicial que se apelaban era que discernían cosas gracias a un vídeo de vigilancia de pésima calidad en el que en realidad no se veía nada: para la fiscalía, las huellas de Ibar no estaban en la escena del crimen porque claramente se veía en este vídeo que llevaba guantes.
En 2009 su familia acudió a 'María Elvira Live', un programa de habla hispana de Florida, y fue entonces cuando el proceso dio un nuevo paso hacia la inocencia de Ibar. Tiempo después, a este mismo show acudió Juan Gispert, un hombre que afirmaba saber quién era el verdadero asesino de las tres personas halladas muertas en Florida en 1994, pues él mismo se lo confesó. La familia entonces presentó una nueva moción de la defensa para se compararan las huellas y el ADN del lugar del crimen con esta persona.
Según el testigo, William Ortiz, un puertorriqueño de 37 años, sería el culpable de este triple asesinato. En ese momento cumplía condena en una prisión de Columbia por una serie de delitos no relacionados.
En abril de 2009 se comenzaron a cotejar las pruebas en un proceso largo, especialmente por las objeciones que ponía la fiscalía. Las huellas no coincidieron con el nuevo sospechoso, lo cual no fue del todo negativo para la defensa de Ibar, pues si pretendían no condenar a Ortiz por ello, tampoco lo podían hacer con Pablo Ibar.
El juez del caso entonces pide tiempo para poder estudiar el caso. Pero durante este tiempo, en diciembre de 2012 se realizó otro juicio contra Seth Peñalver en el que el jurado popular resolvió que no habían suficientes pruebas para culparle. Así, Seth Peñalver quedó libre de la pena de muerte a la que se le había condenado.
La inocencia de Pablo Ibar en la actualidad
Este 16 de enero de 2019 se ha celebrado el último juicio en Estados Unidos. En él, Benjamin Waxman, el abogado de Pablo Ibar, basó su defensa en las negligencias, inconsistencias e irregularidades de los testimonios: "Las dudas razonables abarcan cada pieza de este caso".
Waxman acusó claramente al investigador policial Paul Manzella de utilizar de "chivo expiatorio" a Pablo Ibar y de manipular las pruebas. Además, basó el proceso en el testimonio del testigo Gary Foy, quien dijo haber visto Ibar subiendo al vehículo implicado en el asesinato.
Jose Nascimento, otro de los abogados de la defensa, también trató una supuesta "contaminación de pruebas" durante este largo proceso. El abogado de Pablo Ibar aseguró que hay un 98,7% de probabilidad de que el ADN encontrado en la camiseta no corresponda al del acusado.
Nascimento sostenía que la falta de pistas y las negligencias en el cotejo y la toma de huellas basaban la condena de Pablo Ibar, lo cual es totalmente injusto. De hecho, algunas de las pruebas estaban realizadas por un laboratorio ajeno a la Policía y al FBI que no cumplen con la metodología necesaria.
"No hay nada que identifica a Ibar con el perpetrador", asegura Nascimento. "Al perpetrador no lo conocemos", pero "el perpetrador del crimen y Pablo Ibar no son la misma persona".
El alegato final de los fiscales
En la resolución del juicio, la Fiscalía seguía sosteniendo que Pablo Ibar era culpable y que los testigos y las pruebas eran suficientes para "corroborarlo". Chuck Morton, fiscal durante el juicio del año 2000 en el que se le condenó a muerte, afirma que el vídeo es esclarecedor y que el supuesto ADN encontrado en una camiseta y la huella de una zapatilla dejan claro que Ibar es el asesino.
"No dejen libre a este asesino", dijo Morton dirigiéndose directamente al jurado, lo cual provocó las protestas de la defensa, que pidió que se anulara el juicio. El juez Dennis Bailey encargado de este proceso desestimó esta petición, por lo que ahora es tarea del jurado popular, formado por ocho mujeres y cuatro hombres, el tomar la decisión que marcará el futuro de Pablo Ibar.