El 13 de noviembre de 1992 Miriam, Toñi y Desirée, las tres niñas de Alcàsser, desaparecieron. El 27 de enero de 1993 sus cadáveres fueron encontrados y ese mismo día era detenido Miguel Ricart, único inculpado y condenado por el triple crimen. El caso fue tan mediático por las circunstancias de los tres asesinatos que el triple crimen sigue vigente casi treinta años después gracias a un documental estrenado por Netflix.
Pero una historia, apenas conocida a lo largo de todo este tiempo, estuvo a punto de dar un vuelco al caso. En agosto de 1996 un nuevo testigo abrió otra vía de investigación para acusar a una cuarta persona, después de que Ricart hubiese intentado implicar a Mauricio Anglés (el hermano de Antonio), que sería el supuesto nuevo implicado en el crimen.
Sin embargo, de este nuevo investigado, Ricart nunca habló. Señalado durante un tiempo como el cuarto asesino de Alcasser, 'Miguel el de Llíria' o 'El Marley', son los apodos de Miguel Nicolás Cortona. En realidad 'El Marley' se puso él solo en el objetivo de los investigadores al acudir 48 horas después del hallazgo de los cuerpos al cuartel de la Guardia Civil e Llíria.
¿Por qué? Porque sabía que antes o después iban a deterlo y llevarlo a declarar por su relación con Antonio Anglés y Miguel Ricart, de quienes dijo "estar convencido de que estaban implicados" en los crímenes de Alcasser.
Una paliza y nuevos cabos a la vista
Pero en medio de todo el lío con la aparición de este nuevo personaje, llegó un nuevo testigo, bautizado como 'señor A' en el sumario de Alcàsser, y ofreció una versión sobre un incidente ocurrido los días entre la desaparición de las niñas y el hallazgo de sus cadáveres. Según este testigo secreto, Miguel Nicolás García, le dijo al 'señor A': "Yo a las niñas no les hice nada", antes de que se descubrieran los cadáveres de las menores desaparecidas y, por lo tanto, antes de que se conociese su dramático final.
El 'señor A' conoció a Miguel Nicolás de una manera atípica, ya que el testigo fue contratado por un hombre cuya hija había caído en una red de prostitución que supuestamente estaba organizada por 'El Marley'. El 'señor A' estuvo investigando durante un tiempo las actividades de Miguel Nicolás hasta que le llegó la orden de "darle a éste una paliza por haber tenido secuestrada y drogada a la hija del contratante en un chalet" que es, precisamente, el nexo de unión entre Antonio Anglés, Miguel Ricart y 'El Marley', ya que fue el escenario en el que se movieron tanto la familia Anglés como Miguel Ricart.
Los hechos que fueron relatados a la jueza de Alcira, encargada de la instrucción, ocurrieron en los primeros días de 1993, cuando los cadáveres de Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández no habían sido todavía descubiertos. "La paliza se la di sobre el siete o el ocho de enero de 1993 —confesaba en agosto de 1996 el 'señor A' en la revista Interviú—. Cuando me preguntó por qué le pegaba, le respondí que por lo de la niña, refiriéndome a la hija del que me hizo el encargo. Pero en aquellos momentos 'El Marley' me dijo entre gritos: 'Yo a las niñas no les hice nada, yo no he sido'. Pasadas tres semanas aparecieron los cadáveres de las tres niñas de Alcásser".
Cuando el 'señor A' supo que un cabello blanco había sido encontrado en la ropa de una de las tres niñas violadas y asesinadas; y que este hallazgo había provocado la reapertura, por tercera vez, del sumario en el Juzgado de Instrucción número 6 de Alcira, Valencia, comenzó a "atar cabos, recordé lo de 'las niñas' y lo que dijo 'El Marley' en aquel momento". En agosto de 1996 se realizaron pruebas comparativas entre el cabello encontrado y una muestra del pelo de Miguel Nicolás García, que arrojaron resultados negativos.
'El Marley' nunca fue implicado en el triple crimen, pero la sombra de la sospecha siempre planeó sobre su figura. Tras la publicación del reportaje sobre su caso en la revista Interviú, acudió de nuevo voluntariamente al cuartel de la Guardia Civil de Llíria, que levantó un atestado y lo incluyó en el sumario 1/93 A, con el folio 3991.
Al realizar la prueba mitocondrial al pelo encontrado en el cinturón de una de las niñas para compararlo con los de Miguel, este cabello se consumió casi en su totalidad. El resto fue congelado, a la espera de nuevas muestras con la que compararlo, pero en octubre de 1998 los restos fueron eliminados, así que ahora ya sería imposible cotejarlo con nada.