En 1910, la ciudad de Copenhague acogió la segunda edición de la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, un encuentro cuyo objetivo era conseguir la igualdad en cuanto a los derechos de la mujer. Resulta impensable que ya en 1910 a las mujeres se les seguía impidiendo ejercer el sufragio universal. Más de 100 mujeres de 17 países distintos tomaron la iniciativa y juntas decretaron el Día de la Mujer Trabajadora el 8 de marzo.
Un año más tarde, en 1911, se celebró por primera vez el día que homenajea a la mujer. Se estableció tan señalada fecha en commemoración de las dos huelgas de mujeres trabajadoras que se produjeron el 8 de marzo en 1857 y en 1908. Ha costado mucho, pero en 2016 es un día reconocido y públicamente reivindicado, quizás por la lucha que todavía tenemos por delante.
El 8 de marzo
1857, Nueva York. Un grupo de mujeres trabajadoras de la compañía Lower East Side salieron a la calle para protestar contra las condiciones a las que estaban sometidas durante sus jornadas laborales de doce horas: sus salarios no alcanzaban el 30% del salario mínimo de un hombre, que ya de por sí era precario. La policía disolvió la concentración proyectando una enorme brutalidad, pero la valentía de este colectivo de mujeres pasó a la historia.
51 años después, en 1908, 40.000 costureras tomaron el relevo de sus compañeras y se declararon en huelga para exigir el fin de la explotación infantil, así como poder pertenecer a un sindicato, la reducción de jornada y una igualdad de derechos frente a los privilegios que sí tenían sus compañeros.
Durante los disturbios, la Cotton Textil Factory de Nueva York cerró sus puertas con las mujeres que protestaban dentro, al aparecer un protocolo que desarrollaban en caso de robo o alarma. Durante el aislamiento se produjo un incendio y las mujeres que allí se encerraron fueron incapaces de escapar. El suceso se cobró 120 víctimas mortales.
Por eso, cada 8 de marzo desde 1911 se celebra el Día de la Mujer Trabajadora que, desde 1975 es el Día Internacional de la Mujer por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Cinco motivos por los que es necesario el Día Internacional de la Mujer
1 1 de cada 3 mujeres han sufrido o sufren violencia física o sexual
De hecho, el 38% de las muertes en mujeres son asesinatos a manos de su pareja, alcanzando un 45% en Estados Unidos y un 54% en Reino Unido. El 7% de las mujeres han sido asaltadas sexualmente por alguien que no era su pareja, aumentando en un 10,7% en Latinoamérica, un 11,9% en África y un 12,6% en los países desarrollados. La cifra más baja se da en el sudeste asiático con un 4,9%. 600 millones de mujeres viven en países que no consideran delito la violencia machista.
2 31 millones de niñas en edad escolar no van a la escuela
De esta cifra, se estima que 17 millones de ellas jamás podrán asistir a ningún centro educativo. Los tres países con mayor índice de niñas sin escolarizar son Nigeria, con cinco millones y medio, Pakistán con más de tres millones y Etiopía con más de un millón.
3 El 60% de las personas sin alfabetizar son mujeres
Dos terceras partes de los 774 millones de personas que hay en el mundo sin alfabetizar son mujeres. Una mujer sin alfabetizar es una mujer que no puede depender de sí misma, no puede ser libre ni emanciparse y a la que se le está negando un derecho universal.
4 Las mujeres representan 2 tercios de la población más pobre del mundo
En los países subdesarrollados, el 77% de los hombres forman parte del mercado laboral, mientras que la mujer lo hace tan solo al 50%. Además, en estos países, la mujer llega a cobrar entre un 10% y un 30% de lo que lo hace su equivalente masculino. La desigualdad salarial también existe en Occidente, donde las mujeres tienen más díficil el acceso de a puestos de trabajo de liderazgo y cobran un 20% menos que sus colegas.
5 Solo el 29% de la comunidad científica son mujeres
A pesar de que sin la labor de mujeres como Hipatia de Alejandría, Marie Curie o Rosalind Franklin el mundo no sería el lugar donde habitamos hoy, las puertas de la comunidad científica siguen entreabiertas y solo se abren para menos de un tercio de todas las mujeres. Y, cuando lo consiguen, normalmente son tratadas con menos respeto que los hombres, haciendo continuas referencias a su vida personal en lugar de sus logros profesionales.