¡Bienvenidos a la campaña más televisiva y televisada de la historia! A la campaña con más entrevistas (duras y de amiguetes) y sobre todo con más debates de la democracia. Hasta el año pasado, tras casi cuatro décadas de democracia, tan solo en cinco ocasiones habíamos podido encender el televisor, sentarnos en el sofá y observar cómo aquellos que aspiraban a residir en el palacio de La Moncloa confrontaban sus idearios, programas y valores. Ese es el balance entre 1978 y 2014.
Sin embargo, este año hemos asistido y asistiremos a hechos insólitos en nuestra democracia: cinco debates entre primeros espadas (o no). El pistoletazo de salida lo dio Jordi Évole con Iglesias y Rivera en Salvados el 18 de octubre, ante la atenta mirada de más de cinco millones de personas. Un debate del que Albert Rivera salió reforzado, aún más si cabe tras sus buenos resultados en Cataluña donde posicionó a Ciudadanos como segunda fuerza política.
Debates 1978 - 2014: 5 debates en 37 años
Si algo ha caracterizado los debates en España durante este período ha sido una máxima que se ha repetido en todos y cada uno de ellos: todo atado y bien atado. Temas de discusión, tiempos, planos, todo. Pero, ¿cuándo se produjo el primero?
Debemos retroceder hasta 1993. González vs Aznar. PSOE vs PP. La hemeroteca nos cuenta que Aznar salió victorioso de los platós de Antena 3 con Manuel Campo Vidal de anfitrión y nueve millones de españoles tras el televisor. Una semana más tarde: mismos protagonistas pero distinto escenario (Telecinco), diferente anfitrión (Luis Mariñas) y distinto resultado.
Tuvimos que esperar 15 años para el siguiente. El actual presidente del Gobierno, en su día jefe de la oposición, se enfrentaba a Rodríguez Zapatero. Es en este momento (2008) cuando llegó a nuestros oídos la famosa "niña de Rajoy". En este caso se celebró en la Academia de la Televisión y de nuevo fue Manuel Campo Vidal el moderador del debate. Los temas que marcaron aquel cara a cara fueron las políticas económicas, sociales y el terrorismo. Una semana más tarde, otro asalto con los mismos protagonistas.
¿Se acuerdan del último? Efectivamente: Rubalcaba vs Rajoy en 2011. Moderando, como de costumbre, Manuel Campo Vidal. Este fue, hasta la fecha, el debate más seguido en la historia democrática de España: 12 millones de personas. Y los medios dieron ganador a Rajoy.
Finales de 2015: 5 debates en 3 meses
De cinco debates en 37 años pasamos a cinco debates en tres meses. No solo aumentan en número, sino que cambian las formas. En platós de televisión, en la Universidad, en la sede de un periódico... incluso con público y preguntas abiertas. Una nota repetida además en todos ellos es la ausencia de Unidad Popular y UPyD.
La revolución que estamos viviendo ha encontrado diferentes respuestas en los diferentes partidos. Mientras que Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) han acudido y acudirán a todos los debates, Pedro Sánchez (PSOE) hará lo propio en tres de ellos y Mariano Rajoy en uno. El Partido Popular ha decidido mandar a Soraya Sáenz de Santamaría al debate a cuatro en Atresmedia del próximo lunes. Desde el partido del Gobierno argumentan que son un equipo y todo está consensuado, mientras que voces más críticas empiezan a hablar de la "Operación Menina", que auparía a la actual Vicepresidenta a la dirección del Ejecutivo tras el 20-D si las matemáticas de los gurús electorales acaban por confirmarse (PP + C's).
Si el primer asalto fue en Salvados, el segundo ha supuesto toda una revolución en nuestro país. #DemosEspaña. Un debate en una universidad pública (la Carlos III) organizado por 60 jóvenes de la asociación DEMOS que desbordó el auditorio con capacidad para 1.100 plazas y tuvo gran seguimiento en streaming. Público, preguntas abiertas, tiempos abiertos. Nueva forma de hacer debates a la que solo acudió la autodenominada nueva política: Rivera e Iglesias. La "vieja política" alegó problemas de agenda. Parece que las nuevas generaciones marcan el rumbo de un cambio, dando la cara y democratizando los debates acercándolos a los electores.
El tercero de los debates también ha sido novedoso. #ELPAISDebate ha sido el primero y el único en formato digital, con capacidad de interacción por parte de los ciudadanos a través de su página web enviando preguntas o votando al ganador de aquel asalto. A los habituales se unió Pedro Sánchez, manteniendo el atril vacío para Mariano Rajoy, que estuvo presente en ausencia. Iglesias se llevó el gato al agua el pasado lunes 30 para el 47% de lectores de El País, seguido por Rivera y Sánchez en último lugar.
Dos aún quedan por delante: el próximo lunes 7 será el primer debate a cuatro al que acudirán los cuatro partidos, que no los cuatro candidatos. Soraya sustituye a Rajoy, que alega tomarse a España en serio pero los debates quizá no tanto. Será en Atresmedia con Vicente Vallés y Ana Pastor al mando, quienes nos han revelado en una entrevista los detalles del encuentro y han analizado a los candidatos. Preparen las palomitas, el Twitter y actualicen la página de Los Replicantes. Les mantendremos informados.
Por último, el 14 de diciembre es una fecha para marcar en el calendario. Por fin veremos a Mariano Rajoy debatir. Será solo contra el líder de la oposición, Pedro Sánchez, en un debate que nos recuerda a aquellos del pasado y que tendrá lugar en la Academia de Televisión.
Seis días más tarde acudiremos a las urnas, ¿con los debates aún resonando en la cabeza mientras introducimos el voto? Quién sabe. Quizá sea este un buen tema para debatir.
¿Para qué sirven los debates?
Cara a cara, los diferentes candidatos se presentan ante sus votantes con dos objetivos claros: darse a conocer y canalizar el voto.
Dar a conocer a los candidatos es clave en cualquier sistema presidencialista. En un sistema parlamentario como el español no tiene un efecto demasiado relevante, al menos hasta ahora, ya que el líder del Gobierno y el líder de la oposición tienen un perfil bastante mediático mucho antes de afrontar los debates electorales. Además, los candidatos vienen respaldados por un partido político que en muchas ocasiones mueve más cantidad de voto que sus propios líderes en un momento determinado. ¿Pero qué efecto tendrá ahora, en un sistema bipartidista que se acaba y uno multipartidista que emerge? Curiosamente los nuevos partidos han centrado su estrategia en la (sobre)exposición de sus líderes en prensa, radio y televisión. Sería más difícil descubrir a un español que no sepa de la existencia de Albert Rivera o Pablo Iglesias que encontrar a Wally. La expectación en estos casos no es dar a conocer al candidato, ya de sobra conocido, sino acercar el programa a los votantes a través de ellos.
Canalizando el voto: efecto refuerzo, activación, desactivación y conversión. El debate es un hito estrella dentro de cualquier campaña electoral. Los candidatos salen al ring ante las masas, que esperan con palomitas el desenlace. Los espectadores no acuden a ciegas a este evento: todos y cada uno de ellos parten con simpatías/antipatías o ideas preconcebidas hacia los diferentes partidos y candidatos.
El efecto refuerzo consistiría en la asunción de las ideas preconcebidas antes del debate: votaré por A o no votaré por B ni aunque me paguen. El efecto activación es crucial: se trata de conseguir que un indeciso o votante abocado a la abstención acabe depositando en la urna la papeleta del partido que le haya convencido. La desactivación funciona al contrario, consiguiendo que un votante convencido finalmente no acuda a las urnas a votar al candidato que previamente tenía pensado. Por último, el efecto conversión, como ya se pueden imaginar, es conseguir el premio gordo: que el votante de A cambie a votar a B. No solo se produce un efecto positivo en el partido en cuestión sino que debilita al rival.
Según los politólogos del equipo de Piedras de Papel, que analizan estos efectos no solo en los debates electorales sino con una visión más amplia centrándose en las campañas electorales, parece claro que el efecto refuerzo es el más significativo con un 67% en 2008 y un 60,8% en 2011. De forma mucho más tímida se muestran los efectos activación (14,41%), conversión (13,03%) y desactivación (11,76%) en 2011.