Los familiares de Ana Julia, la presunta asesina de Gabriel Cruz, han hablado ante los medios dominicanos sobre esta y aseguran que es imposible que sea la autora del crímen. Su hermano, Juan José Quezada, explicó en una televisión local que "encuentra extraño" lo ocurrido porque considera que al ser humildes su hermana no puede haber matado a nadie: "Nosotros somos muy humildes, nos ganamos el pan con el sudor de la frente. No creo que ella, que viene de abajo con sacrificio y esfuerzo, le arranque la vida a un inocente".
Además, tras enterarse a través de la prensa de la detención de su hermana, Juan José Quezada manifestó que el caso es un montaje contra ella porque "no es violenta" e insiste en que la Policía debe investigar a la familia de su pareja, Ángel, el padre de Gabriel. Por otro lado, también habló de cómo vivía su hermana en España y llegó a insinuar que alguien le había pegado una paliza en una ocasión. Por otro lado, afirmó que Ana Julia "tiene muchos contrarios allá (refiriéndose a España) y los enemigos son capaces de cualquier cosa". "Ella no lo hizo", sentencia sin dar más explicaciones.
Mientras tanto, la madre de Ana Julia, Juana Cruz, declaró a los medios dominicanos que sus hijos nunca se han visto envueltos en ningun caso delictivo y que por tanto si su hija es culpable fue porque "el demonio la indujo a cometer el hecho". Al ser preguntada sobre la relación que mantiene con su hija, Juana Cruz dijo que Ana Julia es una persona que se ha despreocupado de ellos desde que se fue hace 26 años del país rumbo a España. También se ha sumado a su hijo y pide que se lleve a cabo una profunda investigación de lo ocurrido.
Fallecimiento de su primera hija
La familia de la principal sospechosa del asesinato de Gabriel Cruz, vive en la comunidad de la Cabuya en La Vega y son diez hermanos. Ana Julia es la penúltima de estos y tiene 44 años, se marchó de República Dominicana cuando tenía 18 y según varias informaciones vivió en Burgos. Fue en esta misma localidad en donde residió, antes de trasladarse a Almería, con sus dos hijas y su anterior pareja. La mayor de estas murió con tan sólo cuatro años al precipitarse al patio interior del vecindario desde el séptimo piso.
Quien se percató de que la niña no se encontraba en su cuarto fue su padre adoptivo, que al darse cuenta de esto se dirigió al cuarto contiguo y vio que la doble ventana de hoja estaba abierta y la niña tirada en el suelo del patio interior del primer piso. Según Europa Press la Policía concluyó que se trataba de una muerte accidental ya que no se apreciaban indicios de criminalidad.