El miedo a la muerte y la autoconciencia sobre nuestra existencia se han unido tradicionalmente para plantearnos una pregunta recurrente a lo largo de la civilización humana: ¿Qué sentimos a la hora de morir? ¿Hay vida después de la muerte?
El doctor Sam Parnia, director de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Universidad de NYU de Nueva York, tiene la clave: "Cuando morimos somos completamente conscientes de ello". Es más, el doctor asegura que seguimos siendo conscientes de lo que sucede después de haber fallecido.
La clave de todo ello se centra en que el cerebro mantiene ciertos impulsos residuales que permiten mantener la conciencia de todo lo que está sucediendo a pesar de que el corazón haya dejado de latir. La conciencia posterior dura varios minutos, pero son suficientes para saber que nuestra vida llega a su final.
Para llegar a esta conclusión, Parnia tuvo en cuenta los casos en los que se había registrado un paro cardiaco y posteriormente se había reanimado al paciente. En todos ellos, se comprobó que las personas recordaban a la perfección conversaciones completas y que habían contemplado todo lo que estaba sucediendo alrededor.
En todos los casos analizados, los médicos ya habían dado por fallecidos a los pacientes, por lo que se puede concluir que sus experiencias son homologables a una muerte efectiva y natural. Sus resultados, por tanto, son completamente fiables.
Estos datos se suman a los de la Universidad de Michigan, que publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences una investigación con ratas en la que llegaron a la conclusión de que los seres vivos somos conscientes de nuestra propia muerte.
Los investigadores concluyeron que la famosa imagen de un halo de luz que anuncia nuestro final era completamente plausible en una situación de estas características. Al menos, a tenor de estas investigaciones, podemos saber que seremos conscientes de nuestro final.
