Estos días atrás, y en tan solo una semana, cuatro actores famosos, varones, han sido hackeados y sus videos más íntimos han podido ser visualizados por cualquier usuario de la red, pues se han convertido en virales y se han extendido a gran velocidad. Uno de ellos fue el actor de 'Teen Wolf', Cody Christian. Se trataba de un vídeo de contenido sexual, al igual que el de su compañero de reparto, Tyler Posey; y el actor de 'Los 100', Ricky Whittle, que días después eran puestos en evidencia de la misma manera.
El último fue Gregg Sulking, de 'Facking It'. En su vídeo se le veía masturbándose, aunque su novia, Bella Thorne, ha querido desviar el tema diciendo que Sulking no era quien aparecía en él. Se duda de si son episodios fortuitos, pero tanta casualidad arroja ideas de que podría ser una filtración más grande en el que se haya violado la intimidad de varios famosos a la vez, y no se sabe si estos días podrían aparecer más. Por otro lado, los fans de estas estrellas emprendían campañas por redes sociales para guardar el respeto y la intimidad de los afectados, llamando a la gente a que no los viera ni compartiera.
Otra gran oleada de hackeos de contenidos sexuales fue el que difundió en redes fotografías de actrices y cantantes desnudas, como Jennifer Lawrence, Ariana Grande, Rihanna, Beyoncé, etc., que emprendieron acciones legales para denunciar a cualquier medio que las mostrara.
¿Podemos violar la intimidad de los famosos?
Estamos acostumbrados a que las personas con imagen pública, los famosos, a los que todos y todas vemos a diario en los medios de comunicación y en campañas de publicidad, todo lo que les venga encima es merecido porque "por algo cobran tanto". Además, parece que haciéndoles daño de esa manera compensamos esos privilegios que los mecanismos del capitalismo les ha dado, haciéndoles cobrar millones por hacer su trabajo. Sin embargo, nos olvidamos de que se trata de su ámbito más personal, y eso nos lleva a incurrir incluso en ilegalidades.
La idea ilusa que tenemos del dinero y la vida frívola de los artistas famosos nos puede hacer obviar que siguen teniendo el derecho a no compartir su vida personal, a tener un ámbito íntimo del que sólo sean conocedoras las personas que ellos y ellas decidan. En este sentido, también tienen propiedad sobre sus cuerpos, y no podemos publicar ni compartir su vida sexual, porque no por ser famosos son un bien público. La parte de su vida que quieren mostrar es su decisión, es la que ellos y ellas consienten (su trabajo, entrevistas, campañas publicitarias...). Estos episodios les afecta psicológicamente de la misma manera que nos afectaría a cualquiera de nosotros. Por todo ello, hacer público esos contenidos es no ético e ilegal.
La responsabilidad de la prensa
La responsabilidad del robo y difusión del material personal se difumina en un panorama de viralidad. Sin embargo, los medios de comunicación que expanden estos contenidos a cambio de clicks sí son fácilmente identificables, y también en sus manos está no incentivar delitos contra la intimidad de las personas mediante la divulgación de los contenidos hackeados. Incluso, nos atreveríamos a decir, que lo ético, en caso de hacerse eco de esa información, sería hacerlo con intención de denuncia social, y no generar un ánimo de buscar a nuestro actor o artista favorito desnudo o desnuda.
Es muy sencillo comparar estos episodios con el ciberacoso al que nosotros mismos, las personas anónimas, podemos estar expuestas. Si una persona de nuestro entorno cercano nos roba un vídeo o una foto con contenido sexual y lo difunde por sus redes sociales, podemos interponer una denuncia. Y nadie duda de la necesidad de hacerlo, pues quedamos en evidencia delante de mucha gente que nos conoce, y también de la que no nos conocía, con todas las consecuencias personales y psicológicas que conlleva, porque las conlleva siempre. Y sí, especialmente en mujeres, a las que se nos censura más el tener una vida sexual de cualquier tipo.
Todos tenemos derecho a practicar el sexting
Uno de los puntos que dan lugar a debate con estas prácticas es la culpabilización de la víctima por practicar el sexting, que es el envío por móvil de imágenes o vídeos de contenido sexual personal. Se trata de una práctica sexual legítima y válida para las personas que lo realizan. Como dueños y dueñas de su cuerpo, tienen todo el derecho a utilizarlo para obtener placer por estas vías, siempre que no implique un acoso a otras personas (pero eso sería algo distinto al sexting). Por eso tampoco es decisión nuestra dictaminar lo que es decente y lo que no, especialmente si nosotros mismos ejercemos ese voyeurismo socialmente aceptado de mirar imágenes robadas.
En muchas ocasiones estas mismas personas, y sus parejas, borran esos contenidos, pero de alguna manera se recuperan. En otros casos, se accede directamente al almacenamiento en la nube de estos famosos, y se les roban los contenidos. Por ello, este tipo de delitos de difusión de contenidos íntimos, tanto en celebrities como en personas anónimas, ha propiciado la creación de herramientas para practicar de manera segura el sexting.