La pandemia, la inflación y la crisis no están afectando igual a todas las familias españolas. Así lo ha recogido el El informe 'Sociedad y decisión alimentaria en España', presentado por el Instituto Universitario CEU Alimentación y Sociedad y Fundación Mapfre. A través de una encuesta, se ha querido dar a conocer los factores que más impactan en los hábitos de compra y consumo de alimentos.
Los hábitos saludables recomendados por los expertos indican que se debe tener una dieta equilibrada y variada, priorizar la compra de productos frescos, como frutas y hortalizas, legumbres, proteínas de calidad, que también caracterizan a un consumo más sostenible. El problema es que llevar este tipo de alimentación mediterránea cada vez es más difícil para algunas familias.
Peor alimentación al disminuir los ingresos
Según el estudio, los hogares con menos ingresos son los que más han empeorado sus hábitos de alimentación. En particular, en lo que respecta los alimentos frescos, un 53,9% de las personas han disminuido su consumo. Esto es especialmente notable en los hogares con mayor número de miembros, que son en los que por lo general conviven menores y ancianos, los grupos más vulnerables desde el punto de vista nutricional.
Cuanto menor es el nivel de ingresos, peor es la dieta en cuanto a saludable y equilibrada, destaca la investigación. La frecuencia con la que se compran productos de menor precio es mayor, afectando a su calidad. Por ello disminuye el consumo de alimentos frescos y proteínas, grandes afectados por la inflación y crisis.
La conclusión del estudio es que 3 de cada 10 familias españolas han disminuido el consumo de frutas, 2 de cada 10 compra más comida precocinada y el 14% ha acudido a programas de ayuda alimentaria. El 51,7% de los preguntados asegura que su situación económica "no ha variado" tras la pandemia de la COVID-19 mientras que el 35,5% cree que "ha empeorado y solo el 12,9% asegura que "ha mejorado".