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Dos años de la guerra en Sudán, la mayor crisis abierta en el mundo: más de 60.000 muertos

El conflicto está desangrando a la población, que sufre un sistema de salud totalmente colapsado y falta de acceso a bienes básicos.

Dos años de la guerra en Sudán, la mayor crisis abierta en el mundo: más de 60.000 muertos

Sudán enfrenta una grave crisis desde que el 15 de abril de 2023 estallara la guerra entre las Fuerzas Armadas y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). El conflicto se ha extendido progresivamente a todo el país y está recrudeciéndose.

El Ejército controla gran parte del norte y del este en Sudán, mientras que las FAR se han hecho con la región de Darfur, partes del estado de Kordofán y también habían controlado hasta hace tan solo unas semanas gran parte de la capital, Jartum.

El país, que ya padecía un grave problema de pobreza antes del conflicto, vive en estos momentos una de las peores crisis humanitarias a nivel global. Alrededor de 25 millones de ciudadanos sufren grave escasez de alimentos y 600.000 se encuentran al borde de la inanición, según denuncia la ONU.

La violencia, la guerra y la escasez están provocando graves consecuencias. Un estudio reciente del Grupo de Investigación de Sudán de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres triplica las cifras de la ONU (26.000 muertos) y eleva las víctimas mortales a más de 61.000 personas directas de la violencia, pero también de otras causas vinculadas como el hambre o las enfermedades.

Un país de gran interés geoestratégico

En la guerra lideran ambos bandos el comandante del Ejército, el general Abdel Fattah al Burhan, y el jefe de las FAR, su antiguo colaborador Mohamed Hamdan Daglo. Ambos se hicieron cargo del gobierno tras la caída de Omar al Bashir en 2019 tras casi tres décadas en el poder.

Inicialmente plantearon dirigir un proceso de transición para desembocar en unas elecciones generales, pero no lograron encontrar consensos. Mohamed Hamdan Daglo no aceptaba las condiciones para integrar a las FAR en el ejército porque perdía su capacidad de influencia y poder, lo que derivó en fuertes tensiones y violencia.

A pesar de que el conflicto podría llevar a una victoria de las Fuerzas Armadas si solo dependiera de Sudán, según un estudio de Crisis Group, la realidad es que la injerencia externa y los grandes intereses en el país han generado continuadas escaladas y un enquistamiento de la guerra.

Las dos partes reciben material para continuar el conflicto, como drones y tecnología armamentística. El objetivo es garantizar que gane una Administración vinculada a países extranjeros, ya que Sudán tiene acceso al Mar Rojo y podría favorecer el tránsito de mercancías o cuestiones como la defensa.

Por un lado se encuentra una coalición de países liderada por Egipto y que incluye a Eritrea y Arabia Saudí en apoyo de las Fuerzas Armadas. Por otro lado, países como Emiratos Árabes Unidos, Etiopía y Kenia apoyan a las FAR en el conflicto.

Pero también cuenta con mayor calado internacional e incluso el conflicto dibuja la actual guerra que se vive entre Occidente y el núcleo de poder asiático. Así lo ha evidenciado el Kremlin, que mantiene acuerdos con las Fuerzas Armadas del país y que persigue un acuerdo con el Gobierno para construir una base naval en el Mar Rojo, así como un centro logístico que incluya buques de guerra para controlar una zona muy estratégica.

Violencia y sistema de salud colapsado

Durante los dos años de guerra, ambos bandos han sido acusados de perpetrar crímenes de guerra en el marco del conflicto. Las detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos y un grave problema de violencia sexual contra la mujer son la nota habitual.

La guerra en Sudán está enquistada en el poder militar en el país
La guerra en Sudán está enquistada en el poder militar en el país CC

Mientras tanto, la falta de servicios básicos y saneamiento han provocado que enfermedades infecciosas como el cólera se hayan propagado con rapidez. La situación se suma a la destrucción de hospitales que ha llevado al colapso del sistema sanitario en el país.

Las mujeres embarazadas se encuentran entre el sector de la población más afectado. Como consecuencia del complicado acceso a la atención sanitaria, han visto cómo se dispara el riesgo de sufrir complicaciones durante el parto, abortos e incluso la muerte. Muchas se ven obligadas a realizar largos y peligrosos viajes o solo acuden a un hospital en caso de emergencia.

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