La invasión de Ucrania por parte de Rusia hace que todos estemos poniendo nuestras miradas en el conflicto que está sucediendo al este del continente europeo. Con él, son muchos los que aseguran que llevaba mucho tiempo sin producirse un conflicto bélico en Europa, algo que no es cierto, ya que conviene recordar que hace 30 años se produjo también en nuestro continente la Guerra de los Balcanes, un conflicto por el que la conocida como Yugoslavia acabó dividida en seis regiones: Serbia, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia y Montenegro.
El conflicto se desarrolló desde 1992 hasta 1995 y se calcula que murieron unas 130.000 personas. El motivo de la guerra fueron las diferencias étnicas entre los distintos grupos de población que convivían en Yugoslavia. Así, los principales protagonistas del conflicto fueron Croacia (de mayoría católica), Bosnia (de mayoría musulmana) y Serbia (mayoría ortodoxa).
Hasta 1980 el presidente comunista de Yugoslavia, Josip Broz Tito, había conseguido reprimir todos los movimientos separatistas pero la llegada al poder del nacionalista Slobodan Milosevic en 1989 supuso el fin de toda convivencia. El resto de repúblicas se consideraban atacadas por la ideología supremacista de Milosevic, el cuál consideraba que los serbios eran superiores al resto, por lo que decidieron declarar su independencia.
En ese momento, Serbia y las fuerzas yugoslavas se enfrentaron con los distintos pueblos en diversos puntos. Croacia estuvo en guerra con Serbia durante 5 años, hasta firmar la paz en 1995 y tras dejar decenas de miles de muertos. En otros territorios, como Eslovenia, el conflicto tan solo duró 10 días, ya que la Federación de Yugoslavia no quería dedicar esfuerzos a este conflicto y se retiró enseguida.
El genocidio de Srebenica
Sin embargo, el conflicto más duro y trágico se vivió en Bosnia-Herzegovina, donde tuvo lugar el mayor crimen perpetrado por las fuerzas yugoslavas en el conflicto: el genocidio de Srebenica. Es además considerado el único genocidio reconocido en Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
A esta ciudad habían acudido miles de refugiados bosnios tratando de huir del conflicto, pero cuando las fuerzas serbias entraron en la ciudad llevaron a cabo una gran cantidad de ataques y fusilamientos masivos contra la población. Posteriormente los autores de este genocidio fueron juzgados por crímenes de guerra y condenados a cadena perpetua por el Tribunal Penal Internacional.
El final de la guerra
El final de la guerra se produjo finalmente en 1995 en una conferencia de paz celebrada en Estados Unidos. Conocidos como los Acuerdos de Dayton, a este encuentro acudieron los presidentes de Serbia, Croacia y Bosnia y finalmente los serbios reconocieron la existencia de Bosnia como estado independiente.
Es importante destacar que la guerra de los Balcanes fue el primer conflicto bélico que se retransmitió en directo en televisión en todo el mundo. Aunque normalmente se identificaba a Serbia como los malos, lo cierto es que dentro de ambos bandos hubo líderes políticos y religiosos que incitaron la guerra y enfrentaron a la población.
Sus consecuencias
Treinta años después del conflicto, el territorio de los Balcanes sigue siendo una de las regiones europeas en las que más tensiones políticas y económica se producen. Aunque hay notables diferencias entre ellas, las repúblicas que resultaron de la disolución del país conviven con una economía pobre y unas altas tasas de desempleo juvenil.
El problema de estos países es que sus economías son pequeñas y cuentan con una enorme deuda pública, en el caso de Montenegro por ejemplo asciende al 108% de su PIB. Además, estas economías se ven resentidas por la incapacidad de generar empleo para los más jóvenes. De hecho, las tasas de desempleo juvenil en estos países son algunas de las peores del mundo, llegando a alcanzar el 46,5% en Montenegro, el 43% en Macedonia del Norte y el 40% en Bosnia y Herzegovina.
Esto hace que los más jóvenes emigren hacia otros países para buscar un trabajo. Según el Indice de Competitividad Global, Serbia, Bosnia y Macedonia del Norte se encuentran entre los 10 países del mundo con mayor fuga de cerebros, lo que crea otro problema: la emigración masiva que se vive en los Balcanes.
"Es una región en proceso de despoblación", confirma a BBC Mundo Ruth Ferrero Turrión, directora del programa 'Nuevos escenarios en los Balcanes'."No hay capacidad de ofrecer trabajo a la población y no ha habido una transformación económica ni una suficiente inversión extranjera. La hay, pero no ha sido bien empleada como para tener precisamente puestos de trabajo que eviten la salida de la gente joven del territorio", añade la experta.
El reconocimiento de Kosovo
Otro gran problema al que se enfrentan los Balcanes el territorio de Kosovo. Un territorio en el que estalló un nuevo conflicto en 1998 entre serbios y albaneses por su control. Al final de esta guerra, este territorio quedó como una provincia autónoma de Serbia administrada por la ONU.
En 2008, el gobierno de Kosovo declaró unilateralmente su independencia. Esta ha sido reconocida por gran parte de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, pero Serbia, apoyada por su aliada Rusia, se niega a hacerlo, al igual que la mayoría de los serbios que viven dentro de Kosovo.
Por otro lado, numerosos países europeos sí reconocen a Kosovo como estado independiente, aunque no es el caso de España, Grecia, Chipre, Rumanía o Eslovaquia. Tampoco China les reconoce por el momento como país independiente. Además, la reconciliación entre la población serbia y la población albanesa, que sí apoya la independencia, está siendo todavía difícil de alcanzar.