Los grupos rebeldes huthi de Yemen han anunciado el lanzamiento de un misil balístico contra la planta nuclear de Baraka en Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos.
"La fuerza de artillería anuncia un lanzamiento de un misil crucero contra un reactor nuclear de Al Barakah, en Abu Dabi", asegura el principal medio de comunicación de los grupos huthies, tal y como recogen Europa Press, Hispan TV y Reuters.
Un portavoz huthi, Aziz Rashid ha declarado a la cadena Al Mayadeen que el ataque forma parte de una respuesta a las represalias contra la participación de Emiratos en la campaña internacional liderada por Arabia Saudí contra la insurgencia.
El Gobierno emiratí aún no ha confirmado el ataque que, de confirmarse, podría desatar un conflicto en el Golfo Pérsico de consecuencias imprevisibles. Irán y Arabia Saudí mantienen una guerra fría que se está librando, en realidad, con conflictos en Siria o Yemen.
Arabia Saudí lidera una coalición sunní que aglutina a países como Omán o Emiratos Árabes Unidos; es decir, a las grandes monarquías petroleras del Golfo Pérsico. Todos ellos defienden al actual gobierno yemení de Abdo Rabu Mansur Hadi, único reconocido a nivel internacional.
Por su parte, los rebeldes controlan amplias zonas del país y cuentan con el apoyo de potencias como Irán o Rusia. Son chiíes y están siendo masacrados, denuncian, por la coalición saudita. El presidente del país ha pedido una coalición nacional para derrotarlos, en lo que se constituye como una auténtica guerra étnica.
Si se desata un conflicto entre sunníes y chiíes en Oriente Próximo, las consecuencias podrían ser nefastas. Son potencias nucleares y económicas, y las tensiones se han recrudecido durante los últimos años. No hay que olvidar la capacidad económica y militar de Arabia Saudí e Irán, enemigos tradicionales y con grandes intereses de poder en la región.
