La matanza de la Grindadráp da nombre a un festival cuyo único propósito consiste en asesinar cruelmente a cientos de ballenas y delfines en las Islas Feroe, un pequeño archipiélago situado en el Atlántico Norte, entre Escocia, Noruega e Islandia. En el conjunto de islas conviven menos de 50.000 habitantes que se reúnen cada verano en sus costas para llevar a cabo la matanza anual de los cetáceos.
La Grindadráp es considerada por los feroeses como su fiesta tradicional más importante, practicada desde el año 1584. La práctica se compone principalmente de dos fases. La primera se desarrolla en altamar, cuando los pescadores avistan un banco de cualquiera de las seis especies de cetáceos que tienen permitido cazar.
Los barcos forman un semicírculo alrededor del grupo de animales de manera que estos delfines calderones y ballenas no tienen escapatoria. A su vez, se lanzan piedras hacia el mar para alterar los sistemas de ecolocalización de los delfines y así poder reconducirlos hasta las orillas, donde los vecinos esperan para asesinar a estos animales.
Se utilizan piedras, garfios y cuchillos para acabar con sus vidas. En ocasiones, estos asesinatos producen una muerte lenta y dolorosa que puede durar desde los 30 segundos hasta los 40 minutos. La Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA) redactó hace unos meses un informe sobre esta particular tradición en el que se explica con detenimiento el proceso necesario para terminar con la vida de estos animales marinos.
Desde que comenzaran los registros se ha podido contabilizar el número de asesinatos de ballenas y delfines que se producen cada año en las Islas Feroe. En los últimos años, más de 265.000 cetáceos fueron víctimas de estas prácticas. Tan solo en el año 2013 se registraron 1.534 muertes. Si bien esto supone aproximadamente el 1% de la población total de ballenas, lo cierto es que esta tradicional matanza dejó de tener sentido hace ya bastantes años.
Antiguamente, la caza de estos cetáceos era una fuente importante de recursos para las islas y, aunque actualmente los vecinos de la zona continúan defendiendo la actividad alegando que se trata de una forma más de subsistencia estrictamente regulada por las leyes locales, lo cierto es que el cambio de alimentación, el aumento de importaciones de alimentos y el elevado contenido de mercurio en las aguas hace totalmente innecesaria la caza de estos animales.
La organización ecologista internacional Sea Sherpherd lleva desde hace más de 30 años actuando en la zona con la intención de detener la tradición. La ONG denuncia que el gobierno del país facilita la práctica desplegando tropas de la Armada danesa que evitarían la acción pacífica de estos ecologistas. Desde hace años solicitan al Parlamento Europeo que exija el cese de la actividad. Sin embargo, a pesar de pertenecer a Dinamarca, las Islas Feroe forman un país autónomo del reino de Dinamarca que no pertenece a la Unión Europea.