Los accidentes cerebrovasculares son la principal causa de discapacidad en nuestro país, además de la segunda causa de muerte y la segunda de deterioro cognitivo, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Los ictus son una alteración en el flujo de la sangre que llega al cerebro. El 80% de los casos son ictus isquémicos, cuando la causa es una obstrucción, y el resto son ictus hemorrágicos, que se caracterizan por la rotura de un vasos sanguíneos. Es un mal que cada año afecta a unas 110.000 personas, causando la muerte de un 15% de ellas. Entre los que sobreviven, un 30% queda en una situación de dependencia funcional.
Por ello, investigadores de los Países Bajos han inventado un gorro especial de ondas cerebrales que puede diagnosticar un ictus en la ambulancia, lo que permite que el paciente reciba un tratamiento adecuado de forma más rápida.
Cómo funciona el dispositivo
Jonathan Coutinho es neurólogo de los Centros Médicos de la Universidad de Ámsterdam, y uno de los inventores de este gorro. "Demuestra que puede reconocer con gran precisión a los pacientes con grandes ictus isquémicos. Es una muy buena noticia, porque el gorro puede, en última instancia, salvar vidas al dirigir a estos pacientes directamente al hospital adecuado", afirma el experto.
El isquémico es el ictus más común, y un tratamiento rápido es la clave para prevenir la discapacidad permanente o la muerte de quien lo padece. Coutinho, junto al médico técnico Wouter Potters y el catedrático en Radiología Henk Marquering, inventaron este "gorro de natación" que hace posible realizar un electroencefalograma en la ambulancia. Esta prueba determina si hay un ictus isquémico y si el vaso cerebral obstruido es grande o pequeño.
Disponer de esta información es fundamental, ya que, si se trata de uno pequeño, el paciente puede recibir anticoagulantes de forma inmediata, mientras que si es uno grande, deberá ser intervenido en un hospital. "Cuando se trata de un ictus, el tiempo es literalmente el cerebro. Cuanto antes empecemos el tratamiento adecuado, mejor será el resultado. Si el diagnóstico ya está claro en la ambulancia, el paciente puede ser enviado directamente al hospital adecuado, lo que ahorra un tiempo valioso", afirma Coutinho.
Tras su diseño, los científicos de los Amsterdam University Medical Centers han probado su funcionamiento entre 2018 y 2022 en una docena de ambulancias, y los resultados han sido publicados en la revista Neurology. "Funciona muy bien en el entorno de una ambulancia", explica Coutinho, "con las medidas del gorro, podemos distinguir entre un accidente cerebrovascular isquémico grande o pequeño".
"Me parece una herramienta médica que puede llegar a ser extremadamente útil", declara Óscar Herreras, experto del Instituto Cajal (CSIC) en El Confidencial. Para sacar este producto al mercado, se fundó TrianecT, una empresa derivada del UMC de Ámsterdam. Actualmente se está realizando un estudio de seguimiento (AI-STROKE) para recoger más datos y mejorar el reconocimiento de un ictus en las ambulancias.
Según Herreras, "en un futuro, lo ideal sería automatizar la detección mediante una inteligencia artificial implementada en el aparato de registro, pero para ello es necesario poder programarla con el mayor número de datos posible y variables personales del paciente". Según el experto, la mejora de este sistema "no creo que venga de mejorar el gorro", afirma, "sino de la interpretación de las señales registradas". Hasta esta automatización, un paso intermedio sería la formación del personal técnico, para que tenga nociones de interpretar los resultados.