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Política

Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos: ¿Saldrá adelante?

El acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos necesita de más actores para salir adelante y acabar con el bloqueo político que atraviesa España.

Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos: ¿Saldrá adelante?

La política española ha entrado en un bucle pernicioso para los intereses de la ciudadanía y retador para la fortaleza de las instituciones democráticas. Desde la moción de censura que derrocó a Mariano Rajoy del poder y aupó a Pedro Sánchez al Palacio de La Moncloa, España ha sido incapaz de generar certidumbre y confianza tanto interna como externamente.

El acuerdo para un gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos se enmarca dentro de una difícil estrategia, ya que entre ambos solo suman 155 diputados, situándose lejos de la mayoría absoluta (176 escaños) necesaria para investir al Presidente. Así, tienen que buscar apoyos externos que, salvo en el caso de Más País, prometen dar dolor de cabeza al futurible gobierno progresista; ya que una de las opciones, la que se baraja hasta el momento, es pactar con los partidos regionalistas y nacionalistas, que pondrán, sobre todo los catalanes, unas condiciones prácticamente inasumibles para el PSOE. Otra opción sería buscar el apoyo o la abstención de conservadores y liberales (Partido Popular y Ciudadanos), algo que se antoja inviable en estos momentos.

Como vemos, el desbloqueo, lejos de estar al alcance de la mano, es hoy más complicado que en el mes de abril, cuando faltó voluntad y coraje político para evitar una repetición electoral innecesaria y costosísima para la reputación de nuestras instituciones.

Abstenciones y explicaciones

Como hemos dicho antes, los partidos que ofrecen posibilidades de acuerdo con este bloque progresista serían Más País y Més Compromís (que se presentaba a estas elecciones bajo la marca de Más País), que aportarían 3 diputados; PNV (6 escaños); Partido Regionalista Cántabro (1); ¡Teruel Existe! (1); BNG (1) y Coalición Canaria (2). El mayor escollo viene de la mano de los nacionalistas catalanes y de Bildu, ambos decisivos a la hora de poder investir con mayoría absoluta a Pedro Sánchez y hacer así realidad el gobierno progresista. Pero también existe otra opción: que ambos decidan abstenerse (Bildu, 5; ERC, 13) y prospere la investidura en segunda votación, cuando solo es necesaria la mayoría simple (más síes que noes). Barajando esta hipótesis, el gobierno de coalición obtendría 167 votos a favor frente a 163 votos en contra.

José Luís Ábalos y Adriana Lastra (PSOE), durante las negociaciones con Gabriel Rufián (ERC)
"José Luís Ábalos y Adriana Lastra (PSOE), durante las negociaciones con Gabriel Rufián (ERC)"

A estas alturas parece descartada una abstención "patriótica" -como han venido a llamar a lo que más bien sería una "abstención responsable" de Partido Popular y Ciudadanos si finalmente Sánchez se presentase a la investidura sin sus socios morados, algo que facilitaría mucho la explicación de la abstención a sus respectivas parroquias. Al final, los partidos españoles solo piensan en eso, en poder explicar a los suyos, a los que tienen el carné de toda la vida con las siglas impregnadas en el pecho al estilo del tatuaje "amor de madre", sus acciones; pues estos tratan con absoluta indiferencia a los ciudadanos que libremente han decidido no pertenecer a ningún partido sino votar con libertad y juicio crítico.

Las consultas a las militancias que se están celebrando estos días me recuerdan a aquel lema del despotismo ilustrado que decía "todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Son la reafirmación de la incapacidad de la clase dirigente, que se sacuden la responsabilidadde decidir por no asumir culpas si algo sale mal, aunque nos lo vendan como unos procesos de democracia interna y transparencia, no es más que un teatro orquestado por las élites de los partidos para distraer a los suyos. Una vez más, es un acto para la parroquia.

Un futuro complicado

En definitiva, visto lo expuesto, es probable que salga adelante este gobierno de coalición, está por ver si con mayoría absoluta (algo que daría muchísima fuerza a Sánchez e Iglesias) o con mayoría simple, pero para lo que no hay que esperar es para saber que, de prosperar, el camino de gobierno será muy tortuoso en el parlamento, porque con 155 diputados se dificulta sobremanera la aprobación de leyes, entre otras, los Presupuestos Generales del Estado, prorrogados desde 2017.

Si Sánchez da su brazo a torcer y negocia con ERC, poniendo sobre la mesa las condiciones que estos exigen, éste conseguirá ser investido Presidente, pero después tendrá que ir a las regiones del sur a explicar las cesiones; mientras que Iglesias sería el verdadero triunfador, ya que saldría adelante lo que él siempre defendió, dar margen a los independentistas. El futurible gobierno progresista tiene muchas y titánicas tareas pendientes, pero la primera será convencer a los demás partidos para que, de forma activa o pasiva, permitan que por primera vez en la historia de la democracia española haya en La Moncloa un gobierno de coalición.

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