El Boletín Oficial del Estado ha recogido varias medidas de flexibilización en la desescalada de los confinamientos, donde hay un gran beneficiado frente al resto: el mundo de la tauromaquia.
El Gobierno ha cedido. Después de semanas de presiones porque aplazaba la apertura de las plazas hasta la fase 3 y un aforo con una persona cada nueve metros cuadrados, ahora todo cambia: podrán abrir desde la fase 2 y habrá más aforo, también para la fase 3.
Lo cierto es que la presión sobre el Gobierno ha sido muy fuerte. El confinamiento ha afectado a la etapa de mayor negocio para el sector, coincidiendo con fechas clave como los Sanfermines, la Feria de Abril o San Isidro.
Todo ello, se suma a la progresiva pérdida de fieles. Los datos lo confirman, sobre todo, en cuanto al relevo generacional: según una encuesta de Ipsos Mori, el 84% de los jóvenes españoles se sienten avergonzados de vivir en un país taurino. Si extendemos el estudio a todo el espectro, podemos contar con las cifras del último sondeo elaborado por Sociométrica para El Español en 2019: un 56,4% de los españoles están en contra y solo un 24,7% se muestran a favor.
Con este contexto, algunas iniciativas como retransmitir corridas sin público a través de televisión han caído en saco roto. El mundo del toro tan solo se ha mantenido activo a través de un canal en streaming donde se han repetido corridas celebradas en años precedentes.
Lejos quedan las reclamaciones de los animalistas, que pedían aprovechar este parón para iniciar un proceso de abolición de la tauromaquia: el mundo del toro vuelve a España y además por adelantado.
El sector taurino no se da por satisfecho
El aforo de las plazas se reduce, un tercio o un máximo de 400 personas en fase 2, y la mitad con un máximo de 800 personas en la fase 3. Además, solo se permitirán las corridas de toros que se vayan a celebrar al aire libre.
Con el objetivo de garantizar la protección del público, la afición deberá permanecer sentada durante toda la corrida de toros, con butacas pre-asignadas y cumpliendo todas las normas en cuanto al material suministrado a los usuarios, incluyendo labores de desinfección.
El sector taurino, sin embargo, no se ha mostrado contento con la flexibilización del Gobierno. Consideran que las restricciones de la 'nueva normalidad' hacen que la temporada esté perdida. Todo, a pesar de que estos espectáculos van por delante de deportes como el tenis o el baloncesto; o también de otros negocios como las salas de fiestas.
Los empresarios del sector habían reclamado todo un paquete de medidas al Gobierno para solventar la crisis de popularidad en la que se encuentra esta práctica. Entre estas propuestas, se incluía emitir corridas de toros en la televisión pública, eliminar impuestos o proporcionar ayudas a fondo perdido para equilibrar sus cuentas. Por el momento, parece que estas peticiones caerán en saco roto.