El Gobierno de coalición ha alcanzado un acuerdo para derogar la reforma laboral que aprobó el Partido Popular en 2012. Tras las tensiones que se han venido viviendo durante las últimas semanas, se logrado llegar a un consenso entre los partidos del Ejecutivo tras la reunión que ha mantenido Pedro Sánchez con las vicepresidentas de Economía y Trabajo, Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
En esta reunión, según lo ha anunciado la Secretaría de Comunicación, se ha constatado que el Ejecutivo está "comprometido con la derogación de la reforma laboral en los términos que establece el acuerdo de coalición y el Plan de Recuperación enviado a la Comisión Europea". Algo en lo que venían insistiendo desde Trabajo y Unidas Podemos.
Ambos socios de Gobierno consideran que "la temporalidad y la precariedad son, junto al desempleo, las principales anomalías del mercado laboral español". Por ello, creen necesario disponer de "herramientas equilibradas en la negociación colectiva y establecer condiciones claras para la subcontratación". El Gobierno también ha insistido en que el objetivo es aprobar un nuevo marco de relaciones laborales "antes de que acabe 2021", y será "una legislación laboral moderna que revise los desequilibrios de al reforma de 2012".
El objetivo del Gobierno es concretar los contenidos de la reforma "con los agentes sociales" a través de un "diálogo social" que integre a "todas las partes" y sea "justo y equilibrado": "Esta voluntad es la mejor garantía de obtener una reforma duradera dentro del acuerdo establecido con la Comisión Europea en el Componente 23 del Plan de Recuperación". "El objetivo del Gobierno es construir un nuevo modelo de relaciones laborales para el siglo XXI que acompañe el proceso de modernización de la economía gracias a los fondos europeos, a través del diálogo social", concluyen.
Acuerdo tras semanas de tensiones
Este acuerdo llega tras dos semanas de disputas y tensiones entre PSOE y Unidas Podemos sobre la "metodología y los contenidos" de la futura nueva legislación. Desde el partido liderado por Sánchez defendían que se trataba de un problema de métodos, mientras que la formación morada apuntaba a los contenidos y pedía que cumplieran con lo pactado en el acuerdo de coalición. Las presuntas injerencias de Calviño, más partidaria de modernización que de la derogación, dieron lugar a un enfrentamiento con Díaz.
Finalmente, Moncloa anunció un acuerdo por el que se reconocía el liderazgo de Yolanda Díaz al frente de las negociaciones, pero con reuniones internas con otros ministerios para consensuar la posición del Gobierno en el diálogo social.