José Luís Rodríguez Zapatero perdió las elecciones en su momento porque un grueso de la población creyó que, realmente, la gestión del Partido Popular era lo suficientemente eficaz como para acabar con la deuda pública española. Ahora, años más tarde, se ha demostrado que esto no fue más que un mito del que el PP supo aprovecharse en su momento.
Las estadísticas oficiales del Gobierno actual, así como del Banco de España, señalan que tres cuartas partes de la deuda española (que es de más de un billón de euros, 1.137.859 millones exactamente en junio del año pasado) procede de la dudosa gestión del Partido Popular. Y es que la deuda pública se ha triplicado en la última década, e incluso se ha desbordado principalmente en el Gobierno central, controlado por el partido conservador.
Llama especialmente la atención (y no para bien, por desgracia) que el equipo económico del Partido Popular, con Luis de Guindos y Cristóbal Montoro como principales representantes, haya situado la deuda de la Administración central por encima del millón de euros por primera vez en la historia de España. Aunque no solo han "logrado" esto, sino que también han hecho que la deuda de la Seguridad Social se incremente en un tercio.
Esta deuda es insostenible
No obstante, no todo el mundo está temblando por este nivel de deuda. Hay una gran cantidad de bancos que están contratando la deuda, y gracias a lo cual han conseguido ganar hasta setenta millones de euros diarios en intereses; en la última década, estos intereses les han generado muchos más beneficios que el rescate que tuvo comienzo en 2012, y del que el Gobierno poco o nada ha querido hablar.
España no puede continuar con este nivel de deuda, sobre todo porque el Banco Central Europeo ha decidido que comenzará a recortar sus ayudas. Y es que el BCE es el principal acreedor y financiador de nuestro estado; sin él, la deuda pública sería incluso más insostenible. Entre marzo de 2015 y agosto del año pasado, el BCE compró más de doscientos mil millones de nuestra deuda, siendo uno de nuestros grandes "benefactores".
Lo que es innegable es que la gestión del PP no está haciendo que la situación mejore, sino todo lo contrario. Las decisiones que están tomando han hecho que se llegue al billón de euros de deuda, algo que no se puede mantener en el tiempo. Desde el año 2007, la deuda ha aumentado en 753 millones de euros; durante la primera candidatura de Rajoy, la deuda pública aumentó en 361.212 millones de euros; entre enero de 2016 y junio de 2017, esto aumentó hasta alcanzar los 99.149. Aunque los territorios ajenos al PP también han incrementado considerablemente esta deuda que, ahora mismo, debería ser una de nuestras principales preocupaciones.
La duda sobre cómo nos enfrentaremos a ella, y en qué momento conseguiremos saldarla del todo, es algo que todavía no tiene respuesta. Tardaremos aún más de quince años en hacer que la deuda pública ocupe más o menos un sesenta por ciento de nuestro Producto Interior Bruto. Pero de ahí a que consigamos que la deuda baje aún más, o incluso desaparezca, tendrán que pasar bastantes décadas... Y debería mejorar considerablemente la gestión de nuestro Gobierno.
Es preocupante que comunidades autónomas como Galicia, por ejemplo, hayan pasado de 4.859 millones de deuda a 11.363 millones en siete años; en Madrid, Cristina Cifuentes sí que ha conseguido mejorar notablemente la gestión de Esperanza Aguirre. Esta segunda sumó casi 18.000 millones en ocho años, mientras que la primera tan solo 3.869 en año y medio.
En Cataluña, pese a que ha estado controlada hasta hace poco por CiU y PDCat con ERC, la deuda prácticamente se quintuplicó; y en Andalucía, donde Manuel Chaves dejó paso a José Griñán y Susana Díaz, se multiplicó por cuatro, pasando de 7.177 millones de euros a 33.961 millones. Por mucha riqueza que nuestro país sea capaz de producir, lo que estamos comprobando sin lugar a dudas es que la deuda que genera es incluso superior; nuestra situación, ahora mismo, es bastante preocupante.
Ha habido comunidades autónomas que, pese a todo pronóstico, sí que han comenzado a levantar cabeza, como Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha y Extremadura (todas ellas a raíz de ser recuperadas por partidos de izquierda desde el año 2015).
Aún así, se han impuesto bastantes recortes para tratar de subsanar la deuda pública. Los que más están sufriendo estos recortes son los ayuntamientos. Pero las medidas deberían ser tomadas mucho más en serio si realmente queremos conseguir que la deuda pública baje, y, por lo que parece, la gestión del actual Gobierno no está siendo lo suficientemente acertada como para conseguirlo.