De las redes a las páginas. Germán Sánchez, conocido como @gersanc_ o simplemente Ger, tras convertirse en todo un influencer gracias a su afilado humor y manera de ver la vida, ha querido plasmar todas sus reflexiones en un libro, 'Manual de una auténtica mamarracha', donde sigue arrancándonos sonrisas.
"Para ser una auténtica mamarracha no tienes que tener ningún miedo a hacer el ridículo y no puedes ser Mr. Wonderful, tienes que tirar a la intensidad, el cinismo, el drama", explica el joven, dejando clara cuál es la intención de su libro: "Pretende que tú te sientas bien siendo un verdadero despropósito porque la vida está hecha para eso".
Uno de los puntales de su discurso es la precariedad que afecta especialmente a la generación millennial, a la que pertenece. "Me saca de quicio cuando dicen que somos la generación de cristal. Nos habéis dejado un mundo mal gestionado pero nos vendisteis la moto de que íbamos a ser la mejor generación, que íbamos a vivir bien. Y es mentira. No hay salidas laborales, no se hacen políticas para nosotros", reflexiona.
Vivir en las redes
Precisamente hablar desde el humor sobre este tipo de cuestiones es lo que lo ha catapultado en redes sociales. "El humor siempre ha sido mi vía de salvación en la vida", subraya. Ger tiene una clave: "La naturalidad, que a veces se ven cosas muy impostadas. Empoderarse de venir de abajo y estar contenta de eso". "Yo a veces también me sumo al postureo, hombre, que sale una tendencia y una moda y ahí estoy. Pero sin caer en el rollo Mr. Wonderful o vida de color de rosa, que yo con eso no empatizo nada", añade.
Aunque lleva muchos años subiendo contenido a las redes, no fue hasta el confinamiento impuesto por la pandemia cuando llegó su boom. "Lo hemos hablado LalaChus y yo y es que hasta nos sentimos culpables porque la pandemia nos vino genial. De repente tuvimos tiempo para hacer cosas y la gente estaba deseando consumir cosas. Eso fue lo que nos ayudó a ir para arriba", reconoce.
"Se puede vivir de las redes. Pero es mucho camino. Tienes que estar mucho tiempo dedicado y sin vivir de ello, para que en un futuro puedas vivir. Hay mucho trabajo previo que parece que no va a haber ningún fruto, pero lo acaba dando. Poco a poco fui conociendo mejor el lenguaje de la comedia, el tema de edición para que destaque, entender cómo funcionan las redes...", explica.
Sobre cómo gestionar el hate, el fuenlabreño lo tiene claro: "Te van a decir cosas muy buenas y cosas muy malas. Y hay que ser consciente de las que las cosas tan buenas tampoco son reales. Muchos comentarios negativos son tan duros que te das cuenta de que esa persona no está bien. Yo intento no leerlos para no quedarme en eso". Otro de los aspectos con los que ha tenido que aprender a lidiar es hasta qué punto mostrar su vida privada. "Es difícil establecer el límite. Cuando compartes algo, hasta qué punto luego la gente tiene derecho a meterse en eso", reflexiona, recordando las explicaciones que tuvo que dar cuando rompió con su exnovio.
Ger también se moja sobre la tendencia entre algunos youtubers de irse a Andorra para no pagar impuestos en España. "Miré cuánto valía irse a Andorra", bromea, aunque aclara: "no por irme, sino por curiosidad". "Hay personas que lo están pasando mucho peor que estos influencers. Que una persona que cobra una pasta se queje pero luego quiera utilizar la sanidad pública, la educación pública, me parece mal", lanza.
No cabe duda de que las redes le han cambiado la vida a Ger. "Yo no me imaginaba ni poder independizarme, ni que mis opiniones les interesarían a la gente, conocer a gente a la que admiraba, trabajar con Ana Milán...", comenta, recordando su experiencia en la serie 'By Ana Milán' y deshaciéndose en halagos hacia la actriz.
"Siempre he estado muy agradecido por lo que me está pasando. La fama no se me ha subido, tengo más síndrome del impostor, de que no me merezco lo que me está pasando. Sigo siendo muy consecuente de cómo es la vida aunque ahora sea un privilegiado", subraya, avanzando que aún tiene mucho que decir: "Voy a seguir mamarracheando".