La Generalitat de Cataluña avanza sobre el toque de queda planteado por el Gobienro central. El Ejecutivo catalán ahora baraja la posibilidad de aprobar un confinamiento domiciliario que se implementaría únicamente durante los fines de semana, los momentos de mayor socialización, para intentar frenar la expansión del coronavirus.
La consellera de Presidencia y Portavoz del Govern, Meritxell Budó, ha reconocido que el Govern se plantea avanzar hacia un escenario más restrictivo ante el deterioro de la situación epidemiológica: "Está sobre la mesa, el fin de semana es cuando hay más interacción".
La intención es ir adoptando medidas restrictivas de manera gradual, siempre con el obejtivo de evitar un confinamiento total como el vivido durante la pasada primavera. La Generalitat considera que el estado de alarma que ha aprobado el Gobierno central es "insuficiente" porque cree que no da todas las herramientas que busca el Govern en la lucha contra el coronavirus.
Entre las medidas, por ejemplo, se encuentra la posibilidad de que la Generalitat pueda declarar el teletrabajo como obligatorio o que, por ejemplo, se puedan realizar este tipo de confinamientos, algo que sin embargo debería avalar la Justicia.
Los datos preocupan
Los datos de propagación del coronavirus en Cataluña preocupan y el Gobierno catalán lleva semanas planteando la posibilidad de los confinamientos domiciliarios, que llevarían aparejados, también el cierre de las escuelas, la medida más extrema porque afecta al desarrollo de los más pequeños.
Sin embargo, el director general de Centros Públicos de la Generalitat, Josep González-Cambray, ha afirmado que el cierre de los centros educativos "no está sobre la mesa" pese a que "aumentarán los casos de coronavirus porque están subiendo en la comunidad".
La jefa de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Magda Campins, ha afirmado que la situación es "muy peligrosa" y ha pronosticado que serán "medidas más drásticas" para combatir la extensión de la enfermedad.
En este sentido, Campins se ha mostrado "escéptica" sobre el efecto real del cierre de bares y restaurantes, que cumplirá dos semanas el próximo viernes y sobre el que se conocerá ya su verdadero impacto en los indicadores epidemiológicos.