Buscar
Usuario

Ciencia

Dos gemelas muestran su cambio en el tiempo: una de ellas se pone bótox con frecuencia

Un estudio intenta comprobar qué efectos a largo plazo tiene realmente el bótox cuando se inyecta con frecuencia en el rostro.

Dos gemelas muestran su cambio en el tiempo: una de ellas se pone bótox con frecuencia

El bótox se ha convertido en uno de los recursos más empleados en las intervenciones estéticas. Se trata de una sustancia derivada de la toxina botulínica, producida por la bacteria Clostridium botulinum, que a nivel cosmético se emplea para tratar líneas de expresión antes de que se conviertan en arrugas, cuando es complicado disimularlas.

El bótox actúa con su infiltración a través inyecciones en los músculos faciales para suavizar las arrugas y líneas de expresión. Entre las más destacadas se encuentran las de la frente, patas de gallo, el contorno de los ojos, el surco nasogeniano o la zona del labio superior.

El tratamiento logra sus resultados al bloquear las señales nerviosas que hacen que los músculos se contraigan. De este modo, el rostro termina por aparecer más tenso, menos arrugado y también con menos expresión.

El resultado en dos hermanas gemelas

Los efectos del bótox son especialmente palpables en dos hermanas gemelas. Una de ellas se ha pinchado bótox durante 13 años y ahora se aprecia completamente cómo han cambiado entre ellas. La gemela que apostó por la toxina botulínica se llegó a poner 26 pinchazos.

Diferencias entre hermanas gemelas tras un tratamiento con bótox
Diferencias entre hermanas gemelas tras un tratamiento con bótox American Medical Association

Ambas utilizaban protección solar, puesto que es un requisito fundamental para evitar los efectos dañinos del sol, que arruga en exceso el rostro. Además, viven en puntos diferentes del mundo, puesto que una reside en Múnich y la otra en Los Ángeles. Se descartan otros tratamientos médico o estéticos.

La investigación ha sido publicada por la American Medican Association y está firmada por el doctor William J. Tinder, que realizó un seguimiento a ambas mujeres durante casi 20 años. Una de ellas recibió inyecciones de bótox con una frecuencia de dos o tres veces al año, mientras que la otra dejó que la naturaleza siguiera su curso.

La gemela que recibía los tratamientos con regularidad tenía una piel notablemente más suave con arrugas más superficiales en el rostro. Por el contrario, su hermana tenía líneas de frente más profundas y patas de gallo más notorias cuando sonreía en comparación con la gemela que había recibido las inyecciones.

El doctor explica que "es probable que el tratamiento a largo plazo con bótox pueda prevenir el desarrollo de líneas impresas, no sólo al inhibir la capacidad del paciente para contraer el músculo objetivo sino también quizás mediante la modificación del comportamiento".

"Con un tratamiento a largo plazo, el paciente puede acostumbrarse a tener poca o ninguna necesidad o capacidad para contraer el músculo objetivo y eventualmente puede 'aprender' a evitar incluso intentar contraerlo", explica como resultado del estudio.

"También se cree que, al aliviar de esta manera la presión mecánica de la contracción muscular crónica, se puede facilitar la remodelación dérmica", zanja en sus conclusiones.

Artículos relacionados
Contenidos que te pueden interesar