En la lista de métodos anticonceptivos que reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo dos métodos de un total de veintiuno son destinados a personas con capacidad de inseminar (hombres). Estos dos métodos son el preservativo masculino y la vasectomía. El resto de remedios, los diecinueve que restan, se dejan bajo la responsabilidad de las personas gestantes (mujeres). Sin embargo, por fin, parece que las farmacéuticas comienzan a crear más anticonceptivos masculinos.
Investigadores financiados por el National Institute of Health de Estados Unidos han decidido experimentar con el sistema endocrino XY, desarrollando un medicamento en formato gel cargado de progestáneos, una variedad hormonal que reduce los niveles de espermatozoides. Sin embargo, tiene efectos secundarios: la testosterona cae, acabando con la líbido. Solo una parte de lo que las usuarias de la píldora anticonceptiva llevan más de cincuenta años sufriendo sin que nadie haga nada al respecto.
Sin embargo, parecen haber logrado un equilibrio entre los progestáneos y la testosterona y parecen haberlo logrado, a falta de conocer los resultados del experimento que han puesto en marcha para probarlo: 240 hombres emparejados se aplicarán el gel en brazos y hombros diariamente durante veinte semanas. Después pasarán un año sin utilizar ningún otro método anticonceptivo adicional y luego seis meses sin aplicar el gel, para verificar que los niveles de espermatozoides vuelven a subir. De funcionar, estaría disponible el primer gel anticonceptivo masculino dentro de unos años.
¿Por qué se tienen en cuenta los efectos secundarios del gel, pero no de la píldora anticonceptiva?
Este avance en las farmacéuticas es desde luego reseñable, pues por fin parecen dar pasos hacia una igualdad a la hora de tomar precauciones en materia anticonceptivas en el sexo. Sin embargo, nos llama la atención que los efectos secundarios del gel masculino se hayan tenido tan en cuenta cuando la píldora anticonceptiva tiene bastantes más y se sigue comercializando para más de cien millones de pacientes en el mundo. Estos efectos van desde la depresión, cambios de humor, baja líbido hasta un aumento de probabilidad de padecer cáncer de mama, trombosis y derrames cerebrales.
Está claro que la desigualdad de géneros se encuentra patente en la medicina y las farmacéuticas que comercializan con los remedios. Celebramos que se comience a barajar la idea de crear más anticonceptivos a cargo de la parte inseminadora, no obstante, lo que también resulta necesario es comenzar a prestar la misma atención y cuidado a los métodos anticonceptivos femeninos como la píldora, la cual se receta a diestro y siniestro para controlar la menstruación y tiene infinidad de efectos secundarios más que relevantes e incluso graves.