Las manifestaciones violentas que se están sucediendo durante los últimos días son la pieza que faltaba para que el discurso de VOX pueda calar en el electorado en plena carrera electoral.
A diferencia de lo que vaticinaban todas las encuestas durante el pasado verano, donde se apreciaba estancamiento e incluso se llegaba a plantear la posibilidad de reducir su representación a la mitad, la formación de Santiago Abascal acaricia actualmente la tercera posición en todas las encuestas.
Este repentino repunte de VOX se produce en el mejor momento para sus filas. Las perspectivas solo apuntan a una tendencia al alza y las circunstancias plantean que nada cambiará hasta el 10 de noviembre, la cita electoral para la que queda menos de un mes.
Sin duda, es cuestionable que España se encuentre en un momento idóneo para afrontar un proceso electoral en el que resulta totalmente imposible realizar una campaña de manera normalizada y donde se vive un problema de orden público que se afronta con un Gobierno en funciones.
Pero, sin duda, el país se enfrenta ahora a un problema para el que parecía inmune: una ultraderecha fuerte capaz de imponerse en el Congreso de los Diputados.
Cualquiera podría decir que los astros se han posicionado para Santiago Abascal. Porque, a diferencia de lo que han conseguido algunos partidos como Alternativa por Alemania o la Liga de Salvini; Abascal no ha conseguido, ni ha necesitado, colocar ninguna de sus reivindicaciones en el tablero. Simplemente se limita a navegar en una tormenta perfecta para sus intereses. Vamos a analizar los factores que predisponen a un futuro éxito de VOX el próximo 10 de noviembre.
1 La gasolina de las protestas en Barcelona
El mejor regalo que ha podido recibir Santiago Abascal, sin duda, viene de las protestas violentas en Cataluña. Las imágenes que se están difundiendo a través de los medios de comunicación transmiten un auténtico problema de orden público y, con ello, una escala de temor en la ciudadanía.
En momentos de inseguridad o de crisis, el votante acostumbra a votar a partidos conservadores. Los mantras de la 'seguridad en las calles' y el orden público siempre se han vinculado a la derecha y, en este caso, aún más a VOX, el partido que ha mantenido un discurso más duro en contra del nacionalismo independentista.
Como bien advirtió Gabriel Rufián, "las elecciones del 10-N se van a encarar en medio de la sentencia". Y no se equivocaba destacando esta circunstancia. Con los ánimos más caldeados que nunca (incluso más que en 2017), los discursos más exaltados acostumbran a recibir premio por parte de los votantes y, en este caso, VOX resulta más creíble que el resto de formaciones.
La formación de Santiago Abascal, que vivió un techo de 24 escaños con una 'derechita valiente' en una situación de calma en Cataluña, ahora puede aglutinar mucho voto: el nacionalista español, el que busca seguridad, el que no quiere una ruptura con Cataluña, el que quiere una solución rápida, eficaz e inmediata (y quizás propia de cantos de sirena), el que simplemente tiene miedo. En definitiva, un voto de protesta o castigo frente a lo que se está viviendo en las calles de Barcelona.
Con esta situación, al resto de partidos se les escapa la posibilidad de utilizar un discurso en el que se destaque el rechazo de VOX a la comunidad LGTBI o la xenofobia que pueden destilar algunas de sus proclamas. Como habíamos comentado, la campaña electoral es Cataluña y el resto de asuntos quedan en un tercer plano. Y eso, quizás, hace aún más cuestionable la idoneidad de colocar una urna. Con diferencias, se puede preguntar en Reino Unido qué sucede cuando la gente vota únicamente movida por el cabreo.
2 La debacle de Ciudadanos y el regalo de un militante movilizado en el PP
Como hemos comentado, el discurso más duro de VOX frente a una situación de excepcional violencia en las calles de Barcelona puede resultar más creíble por contundente para una parte importante del electorado.
A ello se suma la debacle de Ciudadanos, que paga con creces los giros de discurso que ha enfrentado durante los últimos años, la salida de Inés Arrimadas de Cataluña, el giro conservador que ha experimentado durante los últimos meses o la revitalización del PP que quería canibalizar al cederle todo el poder en Madrid o Castilla y León.
Sin duda, el votante más derechizado de Ciudadanos puede acudir ahora a VOX como reacción ante las protestas tan violentas en Cataluña. Igual circunstancia se puede vivir en el PP, que crece fuertemente gracias al giro moderado que vive Pablo Casado durante los últimos meses, pero que perderá cierto voto más derechizado por mucho que se intente tapar la fuga a VOX con alguna performance protagonizada por Cayetana Álvarez de Toledo.
Todo el voto que se movilizó en Colón con un discurso duro de las tres derechas ahora se ha convertido en un caldo de cultivo alimentado por las protestas violentas que puede ir directo a VOX. Y esto, sin duda, suma.
3 La falta del efecto sorpresa, la institucionalización del partido y el abandono de la estrategia 'trumpiana' con los medios
La llegada de VOX supuso una auténtica revolución en un país que no había experimentado el auge de la extrema derecha que sí se ha vivido en toda Europa durante la última década.
El discurso de VOX en contra de colectivos como el LGTBI, el feminismo o los migrantes permitió movilizar a una gran parte del electorado que encontró refugio principalmente en el PSOE, lo que además permitió minimizar todos los riesgos de la Ley D'Hondt.
Con el paso de los meses, VOX se ha asentado en las instituciones y ha sabido modular en cierta medida su discurso. El objetivo era muy claro: revertir la estregia 'trumpiana' impuesta por el vicesecretario de Comunicación, Manuel Mariscal, basada en evitar los medios de comunicación y erigirse como única fuente fiable de noticias.
Ahora, la formación de ultraderecha no tiene problemas en acudir a debates y entrevistas en todo tipo de medios. Ha tejido relaciones fluidas con la prensa. Intenta, en cierta medida, evitar asuntos que pueden movilizar a ese electorado progresista que ya movió el 28 de abril. Intenta moverse en la política a un nivel mucho más profesional que en los pasados comicios, cuando resultaba más combativo.
Es decir, VOX se ha hecho mayor y ha pasado de ser un movimiento de ultraderecha para erigirse en un auténtico partido de ultraderecha. Para ello también ha sido fundamenal el poder que se ha entregado a personas con gran formación en el funcionamiento de las administraciones como Macarena Olona, abogada del Estado y una de las piezas clave en su grupo parlamentario en el Congreso.
En definitiva, VOX da menos miedo que en sus inicios porque está mejor asesorado y sabe manejarse mucho mejor con los medios de comunicación que antaño. Y esto es, sin duda, un gran valor para el partido.
4 ¿Un Pedro Sánchez quemado?
Aún es pronto para comprobar cómo afectará a la imagen de Pedro Sánchez todo lo que suceda en Cataluña, pero lo cierto es que las últimas jornadas de protestas no están favoreciendo al presidente.
La Policía Nacional está actuando como tradicionalmente se ha hecho en España: labores de dispersión antes que enfrentamiento. Es decir, se intenta aislar a los grupos que están organizando altercados con el objetivo de minimizar sus capacidades de actuación. Justo al contrario de lo que sucede en otros país como Grecia donde se apuesta por un enfrentamiento más directo.
A pesar de que la actuación de la Policía es la habitual, los partidos como VOX pueden aprovechar lo ocurrido para señalar una presunta falta de mano dura del presidente e incluso agitar aquello de que se "ha vendido a los separatistas".
Sea como fuere, en situaciones como las actuales se vive mejor en la protesta que en la responsabilidad, ya que son situaciones de difícil solución. Y esto, a un mes de las elecciones, puede carbonizar la imagen de Pedro Sánchez.
5 La fragmentación de la izquierda
La entrada de Más País en el tablero político nacional, a pesar de que no se presente en todas las circunscripciones, también puede debilitar las perspectivas de la izquierda y mejorar el horizonte de VOX.
No hay que olvidar que, en las pasadas elecciones, la izquierda y la derecha prácticamente empataron, pero el resultado fue especialmente beneficioso para los primeros gracias a la fuerte fragmentación del electorado conservador.
Sin duda, habrá que esperar a conocer el resultado de las elecciones para juzgarlo, pero es cierto que VOX puede tener más oportunidades de conseguir algún escaño que no obtuvo en las pasadas elecciones gracias a la división de la izquierda.
6 La estrategia de VOX en el Senado
La formación de Santiago Abascal no consiguió ninguna representación en el Senado en las pasadas elecciones del 28 de abril. En aquellos comicios, el partido presentó varios candidatos por provincia lo que, quizás unido al bulo del 1+1+1, provocó que quedara fuera.
Ahora es distinto. El partido ha intentado solventar aquel error y solo ha presentado un candidato. La intención de Abascal (quizás solo como márketing) era la de que el resto de las derechas siguieran su ejemplo para que la suma anterior sí beneficiase a este sector ideológico.
No han seguido sus recomendaciones, pero ahora Abascal sí puede tener abierta una nueva vía basada en la empírica donde puede conseguir aumentar su representación en una cámara fundamental, por ejemplo, para activar el artículo 155.